Hace unos años la Xunta estrenaba la promoción de la marca "Galicia" con el eslogan, "¿Me guardas el secreto?" Al parecer, un estudio había revelado que Galicia se percibía en el imaginario de los ciudadanos españoles como un destino "evocador de emociones y sensaciones, envuelto en un aire de fantasía y misterio". Esas emociones transmiten las imágenes de Presume de Galicia, aunque la meta de sus "presumidores" podría resumirse con el lema opuesto: No me guardes el secreto.
Y es que además de las tradicionales estampas que suele incorporar cualquier campaña de la Xunta que se precie, como las islas Cíes y su famosa playa de Rodas, la Ponte Romana de Ourense, el faro de Fisterra, el Camino de Santiago o la Muralla de Lugo, las imágenes que los gallegos envían a la web para concursar también sirven para descubrir rincones que no menudean por las postales, como las salinas de Vilaboa o el Monte do Galiñeiro en Pontevedra o el otro finisterre de Galicia (Cabo do Mundo, en la Ribeira Sacra), por poner algún ejemplo. Casi todos los secretos desvelados en "Presume de Galicia" son enclaves naturales, en algún caso con un protagonista singular, como ese "carballo milenario", o así dice el autor que se le conoce, de la Ribeira Sacra.
Pese al interior y sus bosques evocadores, y dado que playas y atardeceres se imponen por goleada en número en las instantáneas enviadas a internet, el resultado es que la costa atlántica vence en el corazón, y en las cámaras, de los gallegos por mayoría, especialmente las Rías Baixas.
