"Lo primero que busco es la máxima eficiencia, la máxima capacidad de repuesta y la máxima entrega". Esos son las cualidades que valora Beatriz Mato y que han provocado que en su núcleo más próximo en la consellería todas sean mujeres. Porque a Mato el sistema de cuotas no le vale y lo argumenta con su lucha personal por hacerse valer: "Hice ingeniería industrial y me llevó seis años, los que duraba entonces. Éramos cinco chicas en clase que tuvimos que ponernos a la misma altura que el resto de los 75 hombres".

Aunque a ella le fue bien, admite que socialmente para que la mujer se haga un hueco hay que "luchar todavía" y "queda mucho por delante". "Hay una realidad aún no superada, que en los consejos de administración de grandes empresas aún no hay la representación de mujeres que debería y contra eso tenemos que luchar", afirma. En esa línea, ve "importante" que el Gobierno predique no solo con planes o "por escrito", sino con el "ejemplo", situando mujeres en los "puestos de responsabilidad".

Hay que "mejorar", añade, aunque no sería su caso, en hacer entender que "la responsabilidad de lo que ocurra en el hogar es compartida por la pareja". Y eso es cuestión de educación: "Si tienes un hijo varón y le dices desde que nace que no puede jugar con las cocinas porque es cosa de mujeres, empezamos mal", proclama.