En Marea selló ayer sus primarias para afrontar una nueva etapa en su construcción. Lo hizo con una victoria clara del sector oficial, pero de menor relevancia de lo que se presuponía y que evidencia la existencia de una potente voz interna en contra de lo acordado por las principales fuerzas del espacio rupturista y del papel secundario de Luís Villares a nivel orgánico. El proyecto Máis Alá!, encabezado por el portavoz parlamentario, obtuvo el 58% de los votos y 21 de los 35 asientos en el Consello das Mareas, el máximo órgano de dirección, mientras que las alternativas Somos quen y Queremos participar obtuvieron un 25,26% y 9 puestos, en el primer caso, y un 16% y 5 cargos, en el segundo, aunque presentará una reclamación para pedir otro en detrimento de Máis Alá! El partido carecerá de un líder orgánico tradicional.Villares tendrá voz y voto en la Consello das Mareas, pero solo voz en la Coordinadora.

Las cifras del proceso interno reflejan el éxito de la línea oficial para pilotar el partido, pero su fracaso a la hora de integrar todas las sensibilidades, pues más del 40% de las bases no se sintieron representadas por Máis Alá! El trabajo de la formación a partir de ahora pasa por zurcir los posibles descosidos internos y afrontar la confección de la coordinadora, la dirección de once miembros que dirige el día a día. En un principio, su composición debería ser proporcional a los votos, como aseguró En Marea hace semanas, pero fuentes de la comisión electoral dejaron ayer la decisión en manos del Consello das Mareas una vez se constituya el día 28.

El documento político de Máis Alá! quedó aprobado tras la votación, según explicó Xermán Tobío, miembro del comité electoral, por lo que el punto más problemático del proceso queda solventado. En Marea se dotará de un sistema de tres portavocías orgánicas rotatorias, a ninguna de las cuales podrá acceder Villares, ya que se veta el puesto al portavoz parlamentario para desligar la construcción del partido del ámbito institucional. El que fue candidato a presidir la Xunta en las elecciones de septiembre pasado limitará su papel a la Cámara, tras renunciar a su aspiración de ser portavoz nacional -el histórico Xosé Manuel Beiras también pedía para Villares ese puesto y estará en la dirección- para salvaguardar la unidad de la confluencia, según deslizó en varias ocasiones. Ayer reiteró que "las referencialidades no las da ni las quita un papel, se ganan con el trabajo diario".

Ese punto fue avalado por un sector al frente del cual se situó Marea Atlántica, que dentro de En Marea perciben "tocada" por el resultado, si bien Villares encabezó la lista que incluyó ese veto. También Anova queda golpeada, al lograr Somos quen el 25,2% de los votos y estar impulsada por figuras de referencia internas. Frente a Beiras y a un mes de afrontar su asamblea, el proyecto liderado por Davide Rodríguez y apoyado por Esther Duro o Lidia Senra recibe uno de cada cuatro votos. El primero criticó el "pacto de cúpulas" de espaldas a las bases, a pesar de haber negociado su suma a Máis Alá!

A Queremos participar no le pesó estar formada por miembros de Cerna ni encabezada por Consuelo Martínez, que la pasada legislatura contribuyó a la crisis de AGE, precedente de En Marea, al integrarse en el grupo mixto.

Fuentes de En Marea señalan el trabajo de Villares como clave para evitar que ese resultado se convierta en un escenario de contrapeso a la línea oficial y prevén cierta presión de los alternativos para potenciar al exjuez, al que querían líder único.

Asamblea en verano

La concreción de la estrategia política de En Marea se plasmará en una asamblea autonómica prevista para verano, donde se percibirá si la nueva etapa política está marcada por la unidad de acción o la contestación interna de los proyectos alternativos al oficialista.

De momento, las discusiones para levantar un movimiento que, a pesar de sus dificultades y pluralidad, consiguió situarse como segunda fuerza política en Galicia en votos empatada a 14 escaños con el PSdeG, ya han generado cierta desmovilización interna. El manifiesto de los alcaldes que lanzó el partido sumó 2.500 adhesiones y las primarias para elaborar las listas contaron con 10.143 participantes, aunque entonces se incluyó a la militancia de Podemos.