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Proyectos que sobrepasan plazos y presupuestos

El Gaiás alemán

Si la Cidade da Cultura triplicó el coste previsto, la Elbphilharmonie lo multiplicó por diez y ahora es uno de los principales referentes turísticos de Hamburgo

El auditorio Elbphilharmonie en 2016. // Thies Rätzke

Cuando era presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño fue el último en comparecer en la comisión de investigación sobre las obras del Gaiás. En su intervención admitió que el proyecto "nació mal", pero defendió que era "irreversible" y que, por tanto, había que convertirlo en "útil y rentable". "Solo caben dos opciones: que el barco encalle o remar en la misma dirección", conminó.

En Hamburgo, y pese a los recelos iniciales, optaron por la segunda opción. El proyecto de su auditorio estrella, la Elbphilharmonie, también desbordó, y con mucho, las previsiones de costes y de plazos, pero no renunciaron. El desembolso de las arcas públicas multiplicó por diez la previsión inicial, al pasar de los 77 a los 789 millones de euros. De hecho, "Elphi", como se la conoce con cariño, está entre los diez rascacielos más caros del mundo. También abrió sus puertas con retraso respecto a lo previsto: lo hacía con un concierto inaugural el pasado día 11, aunque el proyecto empezó a fraguarse en 2003 y se preveía tenerlo listo para 2010.

Pese a que la propuesta despertó controversia por su sobrecoste -que al final fue relativizado por los diarios al compararlo con otras iniciativas, como el Estadio Olímpico de Montreal o la Ópera de Sidney, que ahora atrae, según sus promotores, a 8,2 millones de visitantes al año-, las entradas para los próximos meses ya están agotadas, lo que revela que nada más echar a andar la nueva sala de conciertos, que hasta incluye un hotel, se ha convertido en un referente cultural y en un polo de atracción turística.

Con ese mismo afán, y emulando la afortunada peripecia del Guggenheim en Bilbao, nacía el proyecto de la Cidade da Cultura, con la que la iniciativa germana comparte rasgos comunes, aunque a otra escala, como ocurre con la inversión: el proyecto de Peter Eisenman costó tres veces más de lo previsto y no diez. Hasta ahora, según fuentes de la Fundación Cidade da Cultura, en el Gaiás se invirtieron 303 millones de euros, el 90% antes de 2011. Las cuentas que había echado el Ejecutivo de Fraga eran más conservadoras y cifraban el coste en un tercio: 108 millones.

Tampoco llegó el Gaiás puntual. Es más, dos edificios ya no saldrán en la foto porque se paralizaron. En eso también se parece a la Elbphilharmonie: entre 2011 y 2013 sus obras llegaron a estar paradas, aunque luego salió adelante. Para el Centro de Arte Internacional y el Teatro de la Música, no obstante, no se contempla esa alternativa y la Xunta busca soluciones a la cicatriz en el rostro de la colina reconstruida de Eisenman. El año pasado resolvía la excavación dejada por el Centro de Arte con el Xardín Literario, pero falta una solución al vacío del Teatro de la Música. "Deberá ser presupuestariamente ajustada, técnicamente viable y socialmente útil", apuntan desde el Gaiás.

Presumen en Hamburgo de que desde la Elbphilharmonie -que quiere ser símbolo de la localidad- hay unas excelentes vistas a la ciudad, un aspecto en el que no tiene que envidiarle el Gaiás, desde donde puede contemplarse la catedral con la que aspira a medirse y que requirió más paciencia a sus promotores: pasaron 136 años desde su inicio hasta su consagración.

Y si en Hamburgo se vanaglorian de contar con Herzog & Meuron, el Gaiás tiene a Peter Eisenman, cuya arquitectura, incluso con la obra inacabada, fue admirada, aplaudida y visitada. Alegan además en Alemania que pretendían construir sobre la tradición algo nuevo y esa premisa inspiró al neoyorquino al superponer el casco medieval y la concha de la vieira al trazado de su nueva ciudad.

Y aunque esta nueva ciudad aún no rivaliza con el Guggenheim, que superó el millón de visitantes, sí cosecha éxitos que obligan a revisar al alza las expectativas. En 2016 recibió 647.549 visitantes, un 35% más que en 2015. Entre ellos están las más de 141.000 personas -un 48% más- que acudieron a los espectáculos y que "confirman la existencia de una demanda de eventos culturales de calidad". El Museo, por ejemplo, recibe 200 visitas de media por día y espectáculos como el festival familiar "Cidade Imaxinaria" concentran hasta diez mil personas en una única jornada.

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