Prevención en la escuela, en la familia... e incluso con las manos en la masa. O más bien en la copa. La Consellería de Sanidade lleva cinco años desplazando una unidad móvil a pleno campo de batalla de su cruzada contra el abuso de alcohol entre los más jóvenes: el botellón. Allí sus técnicos de prevención se dedican a informar a los chicos, en algunos casos incluso preadolescentes, sobre los efectos del alcohol sobre su salud. Desde que en 2012 el departamento que dirige Jesús Vázquez Almuíña financia de forma estable esta iniciativa, antes puntual, suma ya un total de 140 intervenciones "in situ" de las que se han beneficiado casi 36.500 jóvenes con edades comprendidas entre los 12 y los 29 años.

Este año, el Sergas prevé realizar como mínimo 35 intervenciones de estas características, una cifra similar a las del año pasado, cuando se recuperó el ritmo después de que en 2015 la unidad móvil se desplazase solo ocho veces a zonas de ocio para concienciar a los más jóvenes sobre los riesgos del consumo de sustancias adictivas.

Hasta ahora las incursiones de los técnicos -formados de acuerdo a un programa definido por Sanidade- se centraban en las zonas donde los chicos hacían botellón (entre cuatro y diez concellos), pero este año tendrán más trabajo. Desde Sanidade informan de que la "nueva edición" el programa no solo ampliará sus intervenciones, sino los lugares en los que se actuará.

Por un lado se incluirán en la lista de desplazamientos de la unidad móvil localidades que reciban "aglomeraciones puntuales de jóvenes en las que se registre consumo de alcohol u otras sustancias psicoactivas de forma generalizada", léanse fiestas patronales, gastronómicas, juveniles... De forma paralela, los técnicos realizarán intervenciones "puntuales" en festivales "o eventos similares (musicales, culturales, etc.) en los que, incluso sin ser el objetivo, se registre consumo de alcohol y de otras sustancias psicoactivas de forma generalizada".

En el punto de mira está sobre todo el alcohol, ya que los especialistas en drogodependencias consideran que es el principal problema de salud pública entre los jóvenes. Solo en el último año las denuncias a menores por beber alcohol se dispararon un 25%. Pero la misión de estos técnicos es informar. Lo principal, explica la Xunta, es transmitirle a la juventud "información objetiva, clara y adecuada sobre las sustancias con poder adictivo". Solo de forma secundaria, apuntan fuentes de Sanidade, se busca "reducir los riesgos asociados a estos consumos y promover estilos de vida saludables".

Como deberes específicos, los especialistas en prevención, además de asesorar sobre sustancias adictivas en los espacios de ocio nocturno, tienen que promover una actitud "responsable" con el entorno y así prevenir los efectos secundarios del botellón, que tienen mas que ver con el civismo que con la salud: la recogida de basura y el respeto al mobiliario urbano y a los vecinos.

Una de las tareas concretas de los técnicos es fomentar en los usuarios la conciencia y percepción del riesgo que supone el consumo de una serie de sustancias de las que, en algunos casos, se desconoce su composición. Deben dejar "claro", enfatizan desde Sanidade, que "ninguna sustancia con poder adictivo, sea legal o no legal, es inofensiva aunque no esté adulterada".

Pero la actuación debe ir más allá: en última instancia deben establecer "lazos de actuación" con los colectivos implicados para crear redes que puedan atender a la juventud, dotándolos de información (cómo a dónde acudir en caso de un problema específico o de requerir un dato concreto), "más allá de la intervención puntual del programa".