El Tribunal de Cuentas ha cifrado en 9.159 millones el dinero público destinado al rescate de Novagalicia Banco (NCG) --heredero de la fusión de Caixa Galicia y Caixanova-- para su nacionalización. Asimismo, critica que en el proceso de venta a Banesco no recuperó un millón de euros en honorarios de las personas que administraron la entidad.

En toda España, han sido 60.718 millones de euros el coste acumulado de los recursos públicos empleados en el proceso de reestructuración bancaria entre 2009 y 2015. Las aportaciones al capital y cuotas participativas de entidades suman el grueso de esta factura, al ascender a 46.021 millones.

En concreto, en el informe se detalla que de esos 9.159 millones, 8.532,3 millones se corresponden con el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y los casi 627 millones restantes con el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito.

El Tribunal de Cuentas ha subrayado que los saneamientos que han supuesto mayor coste público han sido el de CX (12.676 millones), BFA/Bankia (12.347 millones), Banco CAM (11.065 millones) y Novagalicia Banco (9.159 millones), en cuarto lugar.

Esta estimación del coste para el erario público del proceso de reestructuración no se puede considerar "definitiva", ha advertido el Tribunal de Cuentas, que ha recordado que aún tienen que terminar los procesos de reestructuración.

Críticas al FROB

En su informe, el Tribunal de Cuentas apunta que, en líneas generales, la contratación del FROB se ha ajustado a la normativa, pero señala que en el proceso de fiscalización se han observado "insuficiencias o deficiencias" de tipo formas en la tramitación de los contratos.

Desde su punto de vista, este hecho ha impedido "que quedara acreditado el cumplimiento íntegro de los principios que rigen la contratación del FROB".

Así, destaca que el FROB "no definió un procedimiento para imputar los ingresos, los gastos y los costes" en los que se incurrió en cada proceso de resolución, algo que le habría permitido "el cumplimiento sin restricciones" de la ley.

"Una interpretación menos restrictiva habría conducido al FROB a deducir y retener importes mayores de los efectivamente deducidos y retenidos en los casos de Caja Rural Comarcal Mota del Cuervo, CX y NCG. Al margen de los casos anteriores, los gastos incurridos por el FROB en la transmisión del Banco Gallego y del Banco de Valencia no pudieron ser recuperados por el FROB al ser el precio de venta de ambas entidades de un euro", precisa.

A este respecto, Cuentas apunta que en el proceso de venta de NCG del 88,33% de las acciones en junio de 2014 a Banesco por 1.003 millones de euros, el FROB "incurrió entre agosto de 2013 y junio de 2014 en gastos que no recuperó, por importe de un millón de euros", que según subraya "correspondieron en su mayor parte a los honorarios abonados por el FROB en dicho periodo a las personas que en su nombre administraron la entidad vendida".

También indica que el FROB contrató a expertos independientes para elaborar las 'due diligence' y la valoración de CEISS y Liberbank antes de que estas entidades solicitaran formalmente apoyo financiero.

"Esta anticipación en la contratación de los estudios se aparta del criterio establecido en el Real Decreto Ley 2/2011 y provocó que los informes recibidos por el FROB, que costaron en conjunto 1,4 millones de euros, fueran innecesarios", explica.

El Tribunal de Cuentas también incluye entre las deficiencias la contratación de una línea de crédito de disposición inmediata de 3.000 millones de euros por un periodo de dos años para atender situaciones de urgencia. Sin embargo, nunca llegó a realizar ninguna disposición de fondos, lo que le supuso un coste de 33 millones durante los años de vigencia.

Recomendaciones

Más allá de detallar las deficiencias e insuficiencias, el Tribunal de Cuentas enumera una serie de recomendaciones para el FROB que pasan por aprobar un documento regulatorio del proceso de venta de entidades afectadas por procesos de reestructuración o resolución en el que se establezcan las reglas básicas.

También aconseja al FROB y al Fondo de Garantía de Depósitos el establecimiento de un sistema de contabilidad analítica "que permita conocer de forma directa e inmediata" los recursos aplicados en cada uno de los procesos de reestructuración o resolución, así como los ingresos y gastos directamente imputables.

Avales de casi 86.000 millones

El Estado, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), controla el 66% de Bankia y el 65% de BMN. "La venta de acciones de entidades en las que el FROB aún participaba al 31 de diciembre de 2015 puede provocar un incremento o una disminución el citado importe", ha explicado en un comunicado.

También ha recordado que la factura del rescate bancario dependerá de la evolución de los Esquemas de Protección de Activos (EPA) y de otro tipos de garantías otorgadas en la venta de entidades, con un saldo vivo total de 17.211 millones a cierre de 2015.

En un informe de fiscalización del proceso de saneamiento de la banca, el organismo ha calculado también que los recursos públicos comprometidos ascienden a 122.122 millones entre 2009 y 2015, si bien ha aclarado que no todas las medidas de disposición o compromiso de recursos públicos suponen un coste para el sector público.

El organismo fiscalizados apunta además que la Administración General del Estado otorgó avales a las entidades de crédito inmersas en procesos de reestructuración o resolución por un importe de hasta 85.965 millones. El saldo vivo de la única emisión no autorizada asciende a 1.059 millones hasta la fecha.

El Tribunal de Cuentas ha recordado que el saldo vivo de las emisiones de deuda senior de la Sareb, que se sitúa en 43.476 millones a cierre de 2015, está avalado por el Estado.

El análisis de fiscalización del organismo persigue verificar que las actuaciones del FROB, los Fondos de Garantía de Depósitos (FGD) y el Banco de España, como supervisor del sistema bancario, entre 2009 y 2015 se adecuan a la normativa. Además, trata de comprobar los mismos aspectos sobre las medidas de seguimiento y control de la ejecución de los procesos de reestructuración.