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Empleo público

Opositora busca justicia

El 75% de aspirantes y aprobados en las últimas ofertas públicas de empleo son mujeres - Expertas atribuyen que opten por esta vía laboral a que es más "equitativa"

Oposiciones a maestros de primaria en Santiago, de este mismo año. // Xoán Álvarez

En las aulas universitarias son mayoría, y la situación se repite en las convocatorias en las que miles de ciudadanos aspiran a hacerse con un puesto para toda la vida, de esos que, según los gurús económicos, están en extinción. Aunque una encuesta realizada por la Fundación AXA en colaboración con Educa 2020 revela que el sueño de ser funcionario lo comparte uno de cada tres jóvenes gallegos, las mujeres se lo acaban tomando más en serio.

Al menos así se deduce de los datos de las últimas ofertas públicas de empleo convocadas en la comunidad, algunas de ellas sin precedentes en ejercicios previos por el número de plazas. En estos procesos selectivos, el colectivo femenino alcanza el 74% de los presentados cuando se trata de puestos de la Administración general de la Xunta, porque si se analizan departamentos vinculados a la educación o la sanidad, los porcentajes serían incluso superiores en categorías como la de docentes, enfermeros o médicos de familia.

El truco no estaría solo en que las mujeres tengan, como apunta Rita Radl, directora del Centro Interdisciplinario de Investigacións Feministas e de Estudos de Xénero de la Universidade de Santiago (USC), "más disciplina" -un requisito para preparar una oposición, que puede ser una carrera de fondo de varios años que pone a prueba la resistencia de los aspirantes-, sino porque, incluso si no son conscientes de ello, las mujeres perciben los procesos selectivos meritorios en los que compiten "de forma anónima" como "más justos".

"Está comprobado que en los sistemas meritorios, cuando concursas, cuando no se conoce el sexo, el sistema es mucho más justo y eso se muestra claramente en los datos" de la Xunta, asegura esta investigadora. Lo que las mujeres perciben, proclama Radl, es "mayor equidad y justicia en el proceso selectivo", algo con lo que no se topan, por lo general, cuando ese proceso revela su sexo e inciden otros factores más allá de los méritos. Cuando eso ocurre, las mujeres, dice, son conscientes de que están en "inferioridad de condiciones".

Con todo, no sería el único factor que influye en que las mujeres sean mayoría en el inmenso ejército de opositores. Contribuye asimismo el hecho de que en las empresas cobren menos por su trabajo, como muestran varios estudios, incluidos los de inserción laboral de la Axencia para a Calidade do Sistema Universitario de Galicia (Acsug) o que les cueste más encontrar uno después de haberse formado. "Eso también incide", apunta esta catedrática de la USC, para quien explicaría por qué las mujeres "se deciden antes que los varones a preparar oposiciones".

Y aún hay más circunstancias que animan al sexo femenino a aspirar al funcionariado: la conciliación. Rita Radl reconoce que puede ayudar: "Es más fácil conciliar en el ámbito de la administración que en el del mercado", afirma. Lo que dicen los datos es que las mujeres, por ejemplo, acaparan dos terceras partes de las autorizaciones de flexibilidad horaria que concede la Xunta a su personal.

Pero la estadística, añade Radl, también tiene algo que decir. Ellas en mayor porcentaje se forman más, "están más preparadas, por eso se presentan más". De que este factor tiene algo que ver da cuenta el hecho de que por ejemplo en las últimas oposiciones al cuerpo general de la Administración general de la Xunta las mujeres fueron un 75,3% de las candidatas del subgrupo A1 (que exige como mínimo licenciatura o grado), el porcentaje más alto de los cuatro subgrupos.

Los datos facilitados por la Xunta, muestran que ellas ganan por goleada en todos los procesos selectivos, y no solo en cantidad, sino en calidad, porque son también las que superan en mayor medida los exámenes y pueden presumir de las mejores notas, según aseguran desde la Consellería de Facenda. En las últimas oposiciones a los cuerpos generales de la Administración general de la Xunta, el 74% de los aspirantes a alguno de los cuatro subgrupos eran mujeres. Pero no basta con presentarse, hay que aprobar. Y ahí revalidan la marca: el 75% en general, y más del 77% en el subgrupo A1.

"En todos los subgrupos", proclaman desde Facenda, "fueron opositoras las que obtuvieron las mejores puntuaciones". Lo propio ocurrió con la macro convocatoria para docentes que este año congregó a más de 16.000 candidatos: 10.344 fueron mujeres (el 75,6%) y solo 3.335, varones. En cuanto a aprobados, ellas supusieron el 70,4%. Entre los maestros llegaron al 83% y en secundaria, al 67%. Sin embargo, los datos de la Consellería de Educación dan a entender que el género femenino aún no se ha reconciliado con la tecnología: solo uno de cada cuatro técnicos de FP aprobados es mujer.

Donde los varones no les hacen ninguna sombra es en el campo de enfermería, una profesión tan feminizada que los postulantes masculinos no llegan al 14% y entre lo aprobados, no alcanzan ni el 10%. Y es probable que cuando acuda a su centro de salud tenga usted como médica de cabecera a una mujer, porque en la última OPE fueron el 86% de los presentados y el 74,8% de quienes superaron la convocatoria.

Según Facenda, la presencia de la mujer es mayoritaria en el conjunto de la administración gallega, donde constituye el 70% del personal. Si bien desde el departamento que dirige Valeriano Martínez resaltan que se ha producido "un cambio de tendencia" en los últimos años que implican una presencia femenina "cada vez mayor y en puestos de máxima responsabilidad", los datos publicados en la web de Transparencia de la Xunta relativos a altos cargos ponen de manifiesto que siguen en desventaja numérica.

Así, en lo que respecta a la Administración xeral de la Xunta, obviando entidades instrumentales, como la Amtega o el IGE, otros entes públicos, como puede ser la CRTVG, y a falta de que se cierren los nombramientos en esta nueva etapa del Ejecutivo autonómico, las mujeres representarían el 44% del total de altos cargos (con 28 de 63 puestos).

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