El transporte de viajeros mira a Galicia como probable protagonista del siguiente movimiento en el proceso de consolidación que desde hace varios años vive el sector, con cada vez mayor presencia de los inversores financieros y multinacionales foráneas en el timón de mando. Monbus, líder de la actividad en la región, segundo grupo del país y primero con capital íntegramente español, está en todas las quinielas para una próxima operación, entre otras razones por el deseo de sus accionistas. Abanca, que cuenta con el 33,96% del accionariado, ha colgado el cartel de "se vende" a la participación. Una de sus históricas en la cartera industrial. El resto está en manos, a través de varias sociedades, de su dueño, Raúl López. El conocido empresario, que el pasado año sufrió un fuerte varapalo con su implicación en la Operación Cóndor contra el blanqueo de capitales, asegura que él no piensa a hacerlo. Por lo menos "ahora". "No entra en sus planes", comentaban ayer desde la compañía a Europa Press después de conocerse la información publicada por el periódico Expansión sobre su intención también de vender. Como fuentes del sector insisten en confirmar.
El gigante del transporte con sede en la localidad luguesa de Sarria, nació en los años 30 a partir de una pequeña flota de autocares que puso en marcha el padre de López. Hoy cuenta con más de 2.000 vehículos, supera los 1.000 empleados y, a falta de los datos del cierre del pasado ejercicio, en 2014 alcanzó un beneficio de 5,516 millones de euros. La larga lista de filiales que lo integran incluye la explotación de varias concesiones públicas de transporte de viajeros por carretera, urbanos, venta de combustible, agencia de viajes y el alquiler de coches.
Entre las firmas destacan por facturación Empresa Monforte, con más de 31 millones de euros de cifra de negocio, según los datos disponibles en el Registro Mercantil, y un beneficio de 6,2 millones; Transportes La Unión, que ganó 2,5 millones; otros 2,1 millones en el caso de Castromil; 1,8 millones con La Hispano Igualadina; y 1,2 de resultado neto en Auto Industrial. No todas las empresas del holding están en la misma situación. Alcalabus y Autobuses Alsina, por ejemplo, perdieron alrededor de medio millón de euros cada una el pasado ejercicio; y 223.000 euros la firma Vigo Barcelona, con la ruta entre ambas ciudades, la de Badajoz a Murcia y Coria-Barcelona.
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Las acciones de Abanca en Monbus, heredadas del apoyo que las antiguas cajas de ahorros brindaron a Raúl López para su expansión nacional e internacional -explota viajes a destinos europeos con Eurolines y Transporte Urbano-, no están en una situación diferente a las del resto de títulos que acumula en otras compañías. Sus cuentas de 2015 dejan constancia de que se trata de una participación "en venta" dentro de su estrategia de reorientación al negocio bancario puro. A la espera de un buen comprador, independientemente de si el principal socio vende o no.
Las declaraciones en el entorno de la compañía, con esa afirmación de que López no tiene la venta en estos momentos entre sus planes y que el negocio se encuentra en una fase de "crecimiento", contrasta con la búsqueda de asesores para la operación. Incluso Expansión menciona al exministro de Justicia socialista, Francisco Caamaño, colaborador de CCS Abogados; y de la consultora Deloitte.
Entre las compañías con apetito para hacerse con el grupo gallego estarían, según las mismas fuentes, las otras reinas del sector, también con importantes intereses en la comunidad, como Arriva -su filial Arriva Noroeste acaba de adquirir la santiaguesa Aucasa-, Alsa y Avanza.
La operación podría alcanzar los 100 millones de euros. La última referencia para estimar la valoración del grupo Monbus está en la salida de Sodiga, la sociedad de capital riesgo de la Xunta, del accionariado. Lo hizo a finales de 2013. El Gobierno gallego contaba con un 10,31% que se traspasó a López a un precio de 7,383 millones, lo que deja el total de la compañía alrededor de los 72 millones de euros. La transacción se realizó a través de pagarés.
