"Hay amores que matan". Con una sonrisa devolvió el socialista Leiceaga los elogios que le dedicó el ya presidente electo de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que desencajó el rostro de diputados del PSdeG al agradecerle al partido su abstención para que Rajoy fuese investido presidente e incluso les perdonó la vida al descartar pedirle el mismo sacrificio. "¡Vaya abrazo del oso!", se mofaba un diputado. El clásico divide y vencerás.

Al margen de la construcción de un legado -y su relato- y la elección de relevo de Feijóo -Leiceaga bromeó llamando "sucesor" a Pedro Puy, portavoz del PP-, la legislatura vivirá un combate por liderar una oposición con frentes internos abiertos, al menos en En Marea y PSdeG, que con 14 diputados se alejan de los exiguos 6 de un BNG a cuya líder, Ana Pontón, pidió Feijóo rebajar euforia tras el 25-S.

Galicia reproduce el pulso estatal de PSOE y Podemos, con PSdeG y En Marea como protagonistas, proceso de lucha en la izquierda que ya tuvo lugar en 2012, reafirmando la condición vanguardista de la política gallega, en contra de los tópicos sobre su inmovilismo.

Luís Villares debe sacudirse el fantasma de Beiras y reivindicarse como líder de En Marea, tras las zancadillas internas de filtrar demandas como la de un chófer. Huyó del estilo de su "maestro", que incluso golpeó el escaño de Feijóo en 2013, pero incurrió en los defectos de un novato, como leer demasiado rápido su discurso. Quizás le pesó el recuerdo de la toga, pues llegó a pedirle la "venia" al presidente de la Cámara. Destacó, eso sí, que solo estuviese acompañado en la tribuna por familiares, Beiras, Alexandra Fernández y Vanessa Angustia. Ni rastro de los alcaldes del cambio que reivindicó y a través de los cuales recibió ataques.

La dirección provisional del PSdeG sí arropó a Leiceaga a través de Pilar Cancela, presidenta de la gestora, aunque durante la primera parte de su discurso se ausentó para atender su móvil. La besteirista Lara Méndez, alcaldesa de Lugo, también se dejó ver. En su grupo se ausentó María Pierres, de baja por maternidad. Delegó su voto en Abel Losada.

Villares y Leiceaga anuncian un pulso por liderar la alternativa desde el rupturismo y el espíritu institucional. Hasta se lanzaron a la carrera para felicitar a Feijóo, al que llegó antes el exjuez. Más tarde lo hizo Pontón, que ejecutó una cobra al presidente cuando este trató de despedirse con dos besos.

Mientras la izquierda compite, Feijóo azuza su pulso con las lisonjas a Leiceaga. Lo hizo el día en que comenzó la cuenta atrás de su periplo presidencial y que cerró con el cariño de su madre y hermana y el recuerdo a su padre fallecido. No acudió al acto su pareja, con la que se estrenará en la paternidad.