Entre el curso 2008-2009 y el 2013-2014 las escuelas de idiomas vivieron un período de florecimiento. La demanda se disparó. La crisis, que dejaba tiempo libre, en muchos casos no voluntario, y que exigía la mejora del currículum para optimizar las posibilidades de encontrar un trabajo provocaron que la matrícula en estos centros se elevase más de un 52%. Pero desde entonces el entusiasmo ha decaído y en los últimos tres años estas escuelas han perdido a uno de cada cuatro alumnos con respecto a tres cursos atrás y el principal responsable de la caída, como también del auge en su momento, fue sobre todo el inglés.

Así lo permiten constatar los datos publicados ayer por la Consellería de Educación, que elevan la matrícula total en las escuelas oficiales de idiomas (EOI) de Galicia a 26.025 alumnos, un 25% menos que tres años atrás, lo que se traduce en la práctica en 8.800 inscritos menos. En el caso del inglés, que sigue siendo la lengua más demandada en las aulas de estos centros, los matriculados han pasado de los 22.715 del curso 2013-2014 a los 16.966 del actual, casi 5.750 menos, lo que supone un descenso paralelo al global, de un 25%. No obstante, la cifra también implica que el principal culpable del recorte de las matrículas en las EOI es la lengua de Shakespeare, que acapara el 65% de los inscritos perdidos.

Para Gonzalo Constenla, director de la EOI de Santiago, la reducción de los inscritos es una tendencia que se registra no solo en Galicia, sino en todo el Estado. En otros lugares, señala, incluso es "más dramática". Explica que "el punto álgido se produjo en el momento en que mucha gente necesitaba formarse en idiomas para acceder a un trabajo o para marcharse". Tras ese primer momento, de auge en la matrícula, algunos consiguieron un empleo, mejor o peor, y otros se fueron a trabajar al exterior, por lo que "ahora volvemos a los niveles de normalidade de antes de la crisis", sostiene.

Haz click para ampliar el gráfico

El inglés, no obstante, no es una excepción. También idiomas que supuestamente abrían puertas para una emigración formada, como el alemán, han visto decaer el interés. Así ocurrió con todos, excepto con el japonés y el gallego.