Tras dedicarse durante dos legislaturas a atender las "urgencias" derivadas de la crisis económica, Alberto Núñez Feijóo empezará a construir la Galicia "del futuro". Y lo hará sin desviarse del rumbo emprendido, con políticas continuistas fieles a lo avanzado en su programa electoral. En su discurso de investidura en el Parlamento, desgranó sus prioridades para esta legislatura que resumió en tres: fortalecer el sector agrario y pesquero, los servicios públicos y un nuevo modelo de financiación autonómica. Y lo hizo con la "mano tendida" a la oposición, a quién ofreció pactos para revitalizar el rural, afrontar el reto demográfico, reclamar la llegada del AVE y negociar una propuesta de financiación autonómica. Pero además lanzó una advertencia al nuevo Gobierno de Mariano Rajoy: no consentirá cesiones a Cataluña a costa de los intereses de Galicia.

Rajoy ha logrado ser investido presidente del Gobierno pero tendrá que afrontar una legislatura con minoría en el Congreso, lo que forzosamente le obligará a llegar a acuerdos con otras fuerzas del arco parlamentario. Y esto sucede en un momento crucial para los intereses de Galicia puesto que se pondrá sobre la mesa el nuevo modelo de financiación autonómica y deben completarse las inversiones en el AVE gallego.

Y en este contexto, en el que Galicia no cuenta además con ningún ministro gallego en el Gobierno por primera vez en 20 años, Feijóo marcó al Gobierno de Rajoy sus líneas rojas. "La estabilidad parlamentaria de nuestro país es fundamental. Pero no se conseguirá ni a costa de inversiones o de cualquier otra necesidad de financiación de Galicia", advirtió, al tiempo que señaló que "estarán vigilantes".

En concreto, aludió al AVE a Galicia, una obra que precisamente ha sido muy cuestionada desde Cataluña. "Pediremos que se complete, tanto en las actuaciones ya planificadas para el horizonte de 2018 como para incluir otras nuevas que son necesarias como el AVE a Lugo, al que no renunciamos", recalcó.

De la misma manera apeló al apoyo de todos los grupos para que Galicia presente una propuesta de financiación autonómica que sea "de todos" y no quede "al arbitrio" de "pretensiones soberanistas", en alusión a Cataluña. De hecho, recordó como en la anterior negociación, cuando el Gobierno de Zapatero estaba también en minoría, Galicia salió perjudicada. "Derivó en el sometimiento de 16 comunidades a la restante", señaló.

Así reclama un sistema que sea "estable, sostenible y progresivo" y pidió que se premie a las comunidades cumplidoras.

En su opinión, este debate debe quedar al margen de cuestiones identitarias.

Feijóo dejó clara además su postura contraria a emprender una reforma de la Constitución solo para dar respuesta al desafío secesionista. "Galicia no puede apoyar un proceso que carece de rumbo y punto de llegada y tampoco un trato de favor a la insubordinación sistemática al marco legal", zanjó. Su apuesta es reforzar el papel de las autonomías y recuperar la Conferencia de Presidentes Autonómicos.

Durante su discurso, de hora y media, Feijóo no dio pistas sobre la conformación de su nuevo Gobierno y, aunque tenía por escrito en sus papeles que el Ejecutivo "no sufrirá cambios en su estructura, pero si retoques en los niveles intermedios", finalmente no lo leyó.

"Motivado, impulsado y legitimado" afronta esta nueva legislatura en la que no solo revalidó su mayoría absoluta, la única en España, sino que aumentó su apoyo electoral. En su opinión, la razón de esta excepcionalidad es que Galicia votó "moderación y estabilidad" y el apoyo al PP se debe "a que dice la verdad" frente a quienes prometen "imposibles" y "juegos frívolos", momento que aprovechó para atacar a los concellos gobernados por las Mareas. "Practican la antipolítica, evitan decisiones controvertidas, lo que acarrea secuelas", censuró.

No fue la única reprimenda contra la oposición, a quien recriminó su conducta en el Parlamento la pasada legislatura. "No fueron el mejor ejemplo del comportamiento que debe presidir la Cámara. Los pecados que cometieron entre estos muros ya están expiados en las urnas", declaró. Y tras decir esto, pidió respeto para su grupo, para su gobierno y para los gallegos. Así, instó a olvidar "la dialéctica del aplauso fácil y del golpe en la mesa", en clara alusión al episodio protagonizado por Xosé Manuel Beiras la pasada legislatura.

Feijóo conminó a la oposición a "perder el miedo al acuerdo". Así insistió en que su voluntad es que su mayoría absoluta sea "una mayoría abierta". "Trabajaremos juntos para sacar de nuestro debate conclusiones fructíferas en lugar de laberintos verbales sin salida", reclamó.

Y terminó su discurso advirtiendo que "mirará a los gallegos a los ojos cada día" para cumplir así con la "mayor honra" de su vida: "Galicia, Galicia y Galicia".