El modelo de transporte a demanda de viajeros de la comunidad de Castilla y León, que comenzó a funcionar en 2004, será trasladado a Galicia, que está diseñando un nuevo mapa de rutas y concesiones para mejorar la cobertura en las zonas rurales y corregir el desequilibrio que existe actualmente con respecto al ámbito urbano. Básicamente, el transporte a demanda consiste en desviar de la ruta habitual un vehículo para recoger pasajeros en otro punto que previamente habían solicitado el servicio mediante una llamada a una central de gestión de reservas.

Lo que está por determinar es en qué rutas se implantará este modelo, con qué frecuencias funcionará este servicio o cuánto se podrán desviar los autobuses de la ruta habitual. Todo ello se definirá en un plan que se acaba de licitar y cuyo objetivo es aplicar el nuevo mapa de concesiones del transporte interurbano en el horizonte del año 2020, si bien a partir del próximo año se podrían implantar algunas rutas para comprobar cómo funcionan.

El modelo que copiará Galicia será el empleado en Castilla y León desde hace doce años. Para ello, la conselleira en funciones de Infraestruturas e Vivenda, Ethel Vázquez, se desplazó ayer a Valladolid para visitar el centro virtual que gestiona este servicio con el objeto de conocer in situ su funcionamiento.

"En Galicia estamos realmente muy interesados", destacó la conselleira, en declaraciones en la sede que la empresa GMV tiene en el parque tecnológico de la capital castellano leonesa. Consciente de que las realidades de ambas comunidades son "parecidas", por la dispersión poblacional y el envejecimiento, aunque "no exactamente iguales", la titular de Infraestruturas se ha mostrado convencida de que esta iniciativa "va a servir de ejemplo y ayuda" al Gobierno gallego.

La Xunta ya ha iniciado, según recordó Ethel Vázquez, un plan de modernización y reordenación del transporte público de viajeros por carretera, y que fija para agosto de 2017 la primera fase, con las primeras experiencias en materia de transporte a demanda.

En estos momentos se han empezado seis estudios y el objetivo es que la segunda etapa se culmine en diciembre de 2019, para a principios de 2020 contar ya con un nuevo mapa que responda a una "asignatura pendiente" en Galicia: alcanzar el "máximo de cobertura" en el medio rural.

La revisión del mapa de transporte está obligada por una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, que declaró nulas 130 concesiones prorrogadas por la Xunta. Para salir al paso y garantizar el servicio, el Gobierno gallego tuvo que aprobar una ley exprés, que entre otras consideraciones, permitía a las empresas seguir con las actuales concesiones o renunciar. Sin embargo, 69 de las compañías decidieron echarse atrás alegando que el servicio resulta deficitario, aunque deben seguir prestándolo un año más. En este escenario de inestabilidad en el sector y con un diseño de las rutas elaborado el siglo pasado, la Xunta apostó por darle un vuelco al mapa del transporte de viajeros.