Nueve de cada diez accidentes mortales ocurridos en las carreteras gallegas se producen en vías secundarias. Y detrás de cada salida de la calzada o colisión, la velocidad suele estar detrás. Para tratar de reducir las negras estadísticas por pisar más de la cuenta el acelerador, la DGT puso en marcha en verano del año pasado un plan de control con radares móviles en el que por primera vez publicó en su web (www.dgt.es) los tramos sometidos a vigilancia por las patrullas de Tráfico de la Guardia Civil. El proyecto comenzó con apenas 2.000 kilómetros de la red convencional gallega controlados por cinemómetros móviles y en la actualidad ya superan los 2.600 kms, lo que supone el casi el 18% de los 15.000 kilómetros de vías secundarias que discurren por Galicia. O lo que es lo mismo, casi dos de cada diez kilómetros de la red de carreteras convencionales de la comunidad están incluidos al plan de control de velocidad. En la actualidad son 128 tramos, ocho más que hace un año. Lugo concentra el mayor número de trayectos vigilados (37) en la comunidad, seguida de A Coruña (31). Cierran la lista Ourense y Pontevedra, con 30 en cada provincia.

Durante el primer año de la publicación del mapa de carreteras controladas por cinemómetros móviles, fueron actualizados más de un centenar de tramos -su ubicación, según la peligrosidad y elevada velocidad de cada trayecto, se revisa trimestralmente-, pero en conjunto los kilómetros vigilados en Galicia apenas variaban -entre 1.900 y 2.100-. Sin embargo, en la última modificación Tráfico sumó más de 500 kilómetros de la red secundaria gallega al plan de seguimiento de velocidad, lo que supone un 25% más que este verano.

A Coruña es en la actualidad la provincia gallega con más kilómetros en el punto de mira de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, con casi 753 kilómetros sometidos a vigilancia con radares móviles (el 28,5% del total en Galicia). Le siguen en el ranking Lugo, con 665 (25,1%); y Ourense, con 645 (24,4%). Y finalmente, cierra el mapa de vigilancia en Galicia la provincia de Pontevedra, con 578 (22%).

Los tramos elegidos por su accidentalidad y velocidad van de apenas un kilómetro -en la N-640, a su paso por Ribadeo (Lugo)- hasta los más de 70, como es el caso de la OU-536, entre Ourense y O Barco; la OU-540, desde la ciudad de As Burgas hasta Lobios, o la PO-552, de Nigrán a Tui.

En la provincia de A Coruña, los tramos de mayor extensión sometidos a control afectan a la AC-862 (casi 70 kilómetros), desde la comarca de Ferrol hasta Estaca de Bares, y la AC-550, entre A Coruña y Santiago. El trayecto más pequeño controlado en la provincia es de poco más de dos kilómetros, en la N-651, en la zona de Mugardos.

En el conjunto de la comunidad, los puntos negros se concentran en el entorno de las ciudades así como en áreas de intensidad circulatoria como A Costa da Morte, la Mariña lucense o la zona del Val Miñor.

El hecho de que la DGT publique los tramos en los que las patrullas de la Agrupación de Tráfico llevarán a cabo controles de velocidad no significa sin embargo que vayan a estar señalizados con carteles, ya que se da por avisado de este dispositivo con la divulgación en la página web. Pero esa publicación no quiere decir que los agentes estén todos los días en esos puntos ni a todas horas o todo el trayecto, por lo que igualmente los conductores tendrán que estar atentos a su velocímetro.

En cada campaña de control puesta en marcha, Tráfico insiste en el fatal binomio conducción-velocidad. Los informes que maneja la DGT así dejan constancia: respetar los límites de velocidad evitaría uno de cada tres fallecidos en carretera. El 25% de los conductores admite exceder los límites de velocidad de modo frecuente. Y casi 4 de cada 10 vehículos circulan por encima de la velocidad permitida, pese a que en casi el 20% de los siniestros la velocidad es determinante.

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