La crisis impactó por igual en todas las empresas, pero la digestión que cada una de ellas hizo y los resultados del golpe no fueron los mismos. Las de carácter familiar sacrificaron resultados para mantener sus plantillas. Una realidad que ya la asociación que las reúne en España mostró recientemente y que la Cátedra de la Empresa Familiar de la Universidad de Vigo confirma en el caso de la comunidad. Entre 2008 y 2014, los años de la doble recesión, mientras las compañías en manos de una familia sumaron un aumento de los puestos de trabajo del 1,67%, el resto registró una caída del 12,77%. Los cálculos se realizaron a partir de las 552 mayores firmas implantadas en la región por orden de facturación y de las que 331 son familiares y 221 no.

La variación del negocio, de sus ventas, es, sin embargo, prácticamente la misma. Dos picos negativos en 2009 y 2012, "epicentros de las dos recesiones consecutivas experimentadas por la economía gallega y la española", según explican los responsables de la Cátedra. Se repite el comportamiento en el caso del beneficio, aunque con consecuencias "ligeramente peores" en las firmas familiares, con desplomes de las ganancias cercanos al 10% en 2011 y 2012 -en este último ejercicio, para el resto de compañías no se llega ni al 7% de descenso-, y con una remontada mucho más suave en 2013: un alza del 5% del beneficio, frente al 20% de otro tipo de compañías. Solo en 2014 su resultado (un 18% más) supera al resto.