Este curso más de 26.000 universitarios gallegos han solicitado la beca de estudios al Ministerio de Educación, casi la mitad del total de matriculados en las tres instituciones académicas gallegas. En concreto son 26.756 peticiones de ayudas las enviadas a Madrid desde Galicia, 500 menos que el curso anterior. Desde el cambio de sistema de becas, aplicado en 2013, la mayor parte de las ayudas concedidas se perciben en el mes de enero, si bien el pago puede demorarse hasta febrero o incluso marzo. Así ocurrió en los dos últimos cursos y los estudiantes que aguardaban se quejaron del retraso.
Los estudiantes de la Universidad de Santiago formalizaron 10.710 peticiones, prácticamente el mismo número que el curso anterior, y en la de Vigo son unas 400 menos: 8.745 frente a las 9.114 registradas en 2015-2016. En A Coruña la caída no llega a 100, con 7.301 peticiones este año. El Ministerio de Educación suele conceder en Galicia unas 17.000 ayudas: de confirmarse la tendencia de los últimos años, seis de cada diez solicitantes percibirán la partida para sus estudios, que con el cambio del sistema se dividen de distinta forma: hay una cuantía fija y otra variable. Priman más las notas y el rendimiento a la hora de conseguir la beca. De hecho, la cuantía media que perciben los becarios gallegos con el nuevo sistema de becas establecido por el Ministerio de Educación ha caído un 30%, pasando de 3.294 a 2.336 euros. En el ámbito nacional, la caída media ha sido del 20%.
Según el informe de la Conferencia de Rectores, con la nueva distribución de las cuantías, hay más becarios que reciben menos dinero. De hecho, en una radiografía estatal, se triplica el número de beneficiarios que solo recibe la ayuda que cubre la matrícula.
Los plazos
Desde que se cambió el modelo de becas los estudiantes aseguran que tardan más en abonarse las ayudas. En concreto, a finales del mes de febrero de este año, el 30% de los universitarios becados todavía no había percibido la beca, la parte fija de la misma, es decir el bruto de la cuantía. De hecho la parte variable tarda incluso más, ya que es una cuantía final que se reparte entre los beneficiarios. Pero el porcentaje más importante que percibe el becario suele ser la fija y esa es la que permite al alumnado hacer frente a los gastos del día a día en la vida universitaria.
La parte variable se demoró hasta marzo y los estudiantes destacaron el retraso ya en el curso 2013-2014. Con el modelo tradicional diciembre era el mes principal de los abonos.
