El otro punto en la orden del día de la asamblea de la CRUE fue la organización de la reválida de segundo de Bachillerato que ya se estrena este curso. Esta prueba, recogida en la Lomce, no solo servirá para acreditar la obtención del bachiller sino que además constituirá la puerta de acceso a la universidad, pues sustituirá a la selectividad. No obstante, en su primera convocatoria solo funcionará exclusivamente como criba para pasar a la formación superior.

Pero su desarrollo está muy verde. Y eso que el curso ya ha empezado. Por eso, la Conferencia de Rectores reclamó "celeridad" al Ministerio de Educación para que apruebe la orden que regulará la reválida, dado que hay 300.000 alumnos en segundo de Bachillerato pendientes de ella, y que además sea lo más parecida a la actual selectividad.

El presidente de la CRUE, Segundo Píriz, indicó que la regulación será estatal pero las competencias para organizarla será de las autonomías. Pero solo una parte, la prueba cuya calificación se moverá entre el 0 y el 10. Porque el Gobierno dejará libertad a las universidades para realizar pruebas adicionales, bien en formato examen o con entrevistas, para poder aumentar la puntuación máxima de 10 a 14.

Esta opción es precisamente lo que rechazan los rectores, que cada universidad pueda introducir pruebas adicionales con criterios independientes para cribar el acceso, lo que obligaría a los estudiantes a presentarse a un examen por cada universidad.

Esto supondría, a juicio de Segundo Píriz, acabar con el distrito único que permite que cualquier alumno, indistintamente de en donde haga la reválida, tengan las mismas oportunidades para acceder a la universidad. La CRUE reclama que el Gobierno llegue hasta donde pueda para convertir la reválida en una prueba similar a la selectividad común a toda España, y que si no es posible, entonces las universidades lo intentarán por su cuenta.