La reducción del tan criticado déficit de las comunidades, un 90% durante el pasado mes de julio, es tan espectacular que parece un milagro. Pero los milagros, al menos en economía, no existen. Y hay una explicación muy sencilla. Al bolsillo de los ejecutivos regionales llegó una suculenta cantidad de fondos, muy por encima de lo que es habitual en las transferencias periódicas del Estado a cuenta del sistema de financiación autonómica. El doble, concretamente, para compensar lo que recibieron de menos en 2014 porque la recaudación de los impuestos aquel ejercicio superó la previsión inicial de los presupuestos. El desequilibrio de las cuentas territoriales se sitúa de momento en 830 millones de euros, el 0,07% del Producto Interior Bruto (PIB). Hace un año alcanzaba el 0,80%, casi 8.600 millones. A la espera de cómo evoluciona el resto de este 2016 -el Ministerio de Hacienda elevó el objetivo inicial del 0,3% al 0,7%-, de lo que tarden en diluirse los efectos de esta inyección de recursos, todavía existen grandes diferencias entre unas y otras en el proceso de consolidación fiscal. Galicia sigue entre las posiciones más cómodas, con superávit.

Los ingresos de la Xunta entre enero y julio sumaron 5.394 millones de euros, frente a los 4.215 millones que alcanzó en junio. Los gastos se quedaron en 5.282 millones. La diferencia deja un superávit de 112 millones, el 0,19% del PIB regional. En junio, Galicia arrojó un déficit del 0,52% (297 millones). Un año atrás, la comunidad necesitó captar 279 millones de euros de financiación externa, con un déficit del 0,50%, que consiguió contener hasta acabar 2015 en el 0,57%, por debajo del 0,7% que el departamento que dirige Cristóbal Montoro en funciones marcó para el conjunto del ejercicio. Solo cumplieron Galicia, Canarias y País Vasco. Las tres comunidades que se pueden seguir financiando a interés cero este año como recompensa.

Se nota también en el caso de Galicia la importancia del alza en el reparto desde el Gobierno central. La subida de los ingresos totales en la administración autonómica fue de 1.179 millones, un 28%. Solo las transferencias aportaron 750 millones más, lo que representa un incremento del 29,5%, hasta los 3.292 millones. El capítulo de los impuestos engordó en 407 millones, según la información suministrada ayer por Hacienda. Por el lado del gasto, aumentó cerca de un 16% la partida destinada a los salarios de la plantilla pública (2.488 millones), un 15% el desembolso en bienes y consumos del día a día (976 millones) y otros 17,2% la inversión (566 millones).

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El déficit conjunto de las autonomías hasta julio ronda los 800 millones de euros, el 0,07% del PIB. Junto con Galicia, están también en superávit Baleares (0,87%), Canarias (0,63%), Asturias (0,56%), País Vasco (0,15%), Andalucía (0,08%) y La Rioja (0,07%). Los mayores desajustes están en Navarra, donde el déficit hasta julio fue del 1,29%; Extremadura (0,99%), Cantabria (0,92%) y Murcia (0,58%). Hacienda aplaude la rebaja del déficit, pero admite esto se debe, "entre otras causas", al saldo de 7.666 millones de euros a favor de las comunidades por la liquidación negativa de 2014.

Sin contar con las corporaciones locales, el déficit de todas las administraciones públicas pasa el ecuador del ejercicio en el 3,09%. Cerca de 34.500 millones, con un alza de 0,33 puntos en el de la Seguridad Social (0,53% del PIB). El del Estado por sí solo avanza, en este caso hasta agosto, a 31.091 millones. El 2,79% del PIB. El objetivo para todo 2016 era el 1,8%.