Desde la aprobación de la Lei de Inclusión Social en 2013 se permite a los beneficiarios del Risga combinar la percepción de esta renta con un trabajo. El objetivo es facilitar así su integración laboral y evitar que se cronifique su situación de pobreza. La Consellería de Política Social analiza en su Informe de Evaluación de la Risga el grado de éxito de este apoyo económico en la inclusión social y laboral de las personas y familias en situación de desamparo. Y concluye que del total de 13.968 gallegos que pasaron por el dispositivo a lo largo del año, un total de 2.434 lograron mejorar su situación económica, el 17,4 por ciento. Pero de ellos, solo 633 lo hicieron por conseguir un trabajo.

Los demás casos tuvieron acceso a recursos económicos por otras vías, que el informe de Política Social no detalla.

De hecho, de los 9.713 beneficiarios del Risga que la Xunta tenía en nómina al cierre de 2015 solo 29 estaban compatibilizando la ayuda con un trabajo o un proyecto de inserción laboral.

De cualquier manera, desde la Xunta se recalca que no se puede medir el éxito de la prestación solo desde el punto de vista económico y aclara que en muchos casos consiguen avances en casos de desestructuración familiar o adicciones a las drogas o el alcoholismo.

Perfil

Entre las personas perceptoras del Risga son mayoría las mujeres (60 por ciento) y el tramo mayoritario de edad es el de los 35 a 44 años, aunque también hay un 4 por ciento de menores de 25 años y un 20 por ciento son mayores de 55. La mayoría de ellos están solteros y viven con su familia en un piso alquilado. El paro sigue siendo el principal factor de exclusión. El 93 por ciento de los beneficiarios de la Risga son parados y casi la mitad solo tiene estudios primarios. Además, entre los que cobran esta ayuda, hay un 17% de familias monoparentales.