"Vamos a ayudar a Alberto a ganar las elecciones". Rajoy pidió a los suyos movilizarse para retener la Xunta porque sabe que la victoria de Feijóo podría ayudarlo también y porque Galicia, según advirtió, se estancaría económicamente si vence la izquierda. El discurso del PP tuvo ayer dos ejes claros: la presión al PSOE para que ceda a la abstención y el mensaje del miedo a una alianza de PSdeG, En Marea y BNG. El más gráfico a la hora de mostrar el hartazgo fue el presidente de la Xunta. "Ya basta de irresponsabilidad, de bloqueo, de perder el tiempo. ya está bien del cachondeo que estamos viviendo en España. Eso nos dice la gente", estalló antes de pedir "un país normal donde el que gana las elecciones decide los gobiernos".

Desde hace semanas, Feijóo ha situado a Galicia como ejemplo a seguir en España. El córner atlántico ha servido de anticipo para los últimos cambios políticos. En 2009, Feijóo adelantó la ola popular que luego llevó a Rajoy a la Moncloa y en 2012 AGE escribió el primer capítulo de la nueva política que convirtió a Podemos en un fenómeno electoral. Ahora, Feijóo sitúa la estabilidad de su Gobierno como modelo. "España tiene que parecerse más a Galicia. La responsabilidad y la estabilidad es el factor determinante", explicó antes de enumerar los logros de su gobierno, las notas con que pedir a los gallegos otra mayoría absoluta. "Desde el bloqueo político, nosotros aprobamos los presupuestos, bajamos impuestos de sucesiones y de la renta, cumplimos las obligaciones contables, el transporte metropolitano para menores de edad será gratuito, el naval tiene 3.000 millones de carga de trabajo y la automoción tiene el futuro blindado hasta 2020", enumeró.

Y eso puede quebrarse, coligió, con un resultado que no sea una mayoría absoluta del PP. "No quiero para Galicia ni divisiones, ni bloqueos, ni vetos ni la parálisis del resto de España", declaró Feijóo.

Rajoy lanzó un guiño al de Os Peares en cuanto a su trabajo como embajador económico y los logros en dos sectores clave de la economía gallega. "La automoción crece en Vigo y la comarca por muchas razones, pero por una muy importante, lo digo yo que lo vi: e por el trabajo de su presidente. El naval vuelve a tener trabajo y ha sido así por el trabajo, viajes y presión, en el buen sentido, de su presidente", dijo.

Catorce de los 26 minutos de intervención del presidente del Gobierno en funciones tuvieron como protagonista a Galicia. "A Alberto le avalan los resultados en una época durísima", le reconoció antes de pedir los suyos una labor didáctica para explicar que los recortes de 2012 y 2013 dan ahora "resultado", sabedor que las consecuencias de esas medidas son el caladero electoral al que se dirigen sus adversarios.

La acidez también tuvo su hueco tras dos mensajes con aire institucional para añadir solemnidad a la petición de apoyo para que el PP pueda formar Gobierno. El encargado de añadirla fue el presidente provincial del PP, Alfonso Rueda, que debutaba en la cita en su nueva condición tras relevar a un Rafael Louzán que se dejó ver entre los asistentes. "Aquí se convocan candidaturas y vienen todos; a otros no les va ni el primero de la lista", atacó al socialista Xoaquín Fernández Leiceaga, al que en Vigo plantó el PSOE local por el cambiazo en las listas. A Luís Villares, de En Marea, también le afeó su estilo. "Venía de institucional y en 15 días aprendió a insultar de maravilla", criticó antes de señalar el gran enemigo el PP, en su opinión: "El exceso de confianza hace perder elecciones".