Pillar a un incendiario in fraganti in fragantino es fruto del azar. En la campaña de 2016, la Policía Autonómica detuvo en Ourense a un hombre como presunto autor este año de 17 incendios en la zona y de los cometidos en la ciudad y su entorno también en 2015. Arrestos como éste no son casuales, sino que responden a un plan de seguimiento puesto en marcha por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado con el objetivo de erradicar la cultura del fuego que año tras año reduce a cenizas miles de hectáreas. En la actualidad, la unidad adscrita a la Xunta del Cuerpo Nacional de Policía, la denominada Policía Autonómica, vigila los pasos de más de cien incendiarios reincidentes o sospechosos de haber provocado algún fuego en los montes gallegos.

Este plan especial de seguimiento a incendiarios se puso en marcha en 2009 tras la firma de un convenio entre el entonces fiscal superior de Galicia, Carlos Varela, y el delegado del Gobierno, Antón Louro. Se trataba de una iniciativa pionera que convertía a Galicia en la única comunidad que llevaba a cabo este refuerzo en la vigilancia. Entonces se comenzó con un pequeño grupo sometido a control, aunque destacaba por su potencial peligrosidad. Desde entonces, la lista suma campaña tras campaña más nombres de incendiarios reincidentes o sospechosos de un delito contra el medio ambiente.

El personal implicado en la prevención de incendios en la comunidad dispone de acceso a una base de datos común con toda la información recopilada durante los últimos años, en especial tras la oleada de fuegos de 2006 que arrasó en casi 7.000 incendios más de 95.000 hectáreas por toda Galicia.

El estudio que encargó la Fiscalía gallega a raíz de la ola de fuegos de hace diez años para conocer el perfil del incendiario en la comunidad sirvió de punto de partida para la elaboración de una base de datos. A día de hoy, esta herramienta es utilizada para llevar a cabo un seguimiento por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, una medida de prevención con la que se intenta reforzar el control sobre los montes gallegos.

En el caso de la Policía Autonómica, que en lo que va de año detuvo a más de 40 supuestos incendiarios en la comunidad gallega, los agentes vigilan a más de un centenar de reincidentes o sospechosos de los que tienen indicios que pueden estar detrás de alguno de los focos de los últimos días.

No se trata de un seguimiento puerta a puerta que prive de derechos al sospechoso, sino que el seguimiento se adapta a cada caso y puede ir desde recabar información sobre sus actividades cotidianas a través de terceras personas hasta una visita al domicilio o el control por algún recorrido próximo a su vivienda en época de alto riesgo de incendios.

"Todo sospechoso está sometido a un plan de seguimiento. Tanto los que conocemos que tienen antecedentes por estos temas como aquellos que aunque no los conozcas se le somete a vigilancia porque se les ha visto en varios incendios", detalla el comisario jefe de la Policía Autonómica, Silveiro Blanco, quien evita dar detalles sobre las medidas concretas de control. "No conviene darles pistas de cómo se lleva a cabo", concluye.

Fruto de las investigaciones de los últimos días, la Guardia Civil ha puesto en el punto de mira a un vecino de Pontecesures, de 61 años, por su presunta implicación en un incendio forestal en el citado municipio pontevedrés causado supuestamente con un mechero.

Tras la ola de incendios del año 2006, la Fiscalía gallega propuso que los autores de fuegos forestales cumpliesen la condena de manera fraccionada durante los meses de verano por tratarse de la etapa de mayor riesgo. Sin embargo, esta posibilidad, que sí contempla la legislación portuguesa, no está recogida en el Código Penal español. Una condena que para ser aplicada debería ser reformado el texto legislativo.

Uno de cada diez incendios está provocado por pirómanos. Pero casi el 30% de los detenidos habían estado sometidos a algún tratamiento psicológico o psiquiátrico. Sin embargo, ninguna de las cinco cárceles gallegas dispone de módulos psiquiátricos para incendiarios.