Tres días después de iniciarse el fuego que arrasó 230 hectáreas entre Soutomaior y Redondela, la ausencia de viento dio ayer una tregua. En las parroquias de O Viso y Ventosela algunos focos seguían activos por la mañana y brigadas de extinción tuvieron que acudir a refrigerar el monte todavía humeante. Medio Rural los dio anoche por "estabilizados".

Igual situación de tensa calma se vivió en los lugares de Soutomaior donde el miércoles por la tarde el fuego se propagó rápidamente impulsado por el nordés. El alcalde Agustín Reguera calificó la noche de "horrible" por unos incendios "muy difíciles de atajar"; el aire hacía saltar chispas y prendían incluso de un lado al otro del río Verdugo. Así fue como el incendio en la Xunqueira de Arcade acabó uniéndose al de Pontesampaio hasta arrasar una superficie de 400 hectáreas, según los datos de Medio Rural. "El trabajo de los vecinos y efectivos desplazados, la valentía y el coraje que mostraron, evitó daños a casas o personas", dijo Reguera. De madrugada alarmó la cercanía de las llamas a viviendas de Comboa, pero no las alcanzaron.

Al sur de la provincia hubo otros incendios de menor magnitud. El GES del Val Miñor y cuatro cuadrillas forestales tardaron ocho horas en extinguir el que se produjo de noche en un monte de difícil acceso en la parroquia de Mañufe (Gondomar). Ardieron cuatro hectáreas.