Podemos asumió ayer las condiciones de En Marea para sellar un acuerdo en que enterrará sus siglas para unirse al nuevo partido. No lo hará como coalición, la única fórmula que aceptaba hasta ayer a las 23.27 horas, sino que sus inscritos se unirán de forma individual al nuevo sujeto que nació el 30 de julio impulsado por Anova, Mareas en Común y Esquerda Unida. La intervención del líder estatal podemita, Pablo Iglesias, fue determinante y, de hecho, fue quien anunció que las "líneas rojas" que su dirección había marcado eran historia en aras de conseguir la alianza. "No hay nada por encima de la unidad cuando nos jugamos el cambio en Galicia. Podemos estará con En Marea sea cual sea la fórmula", escribió en la redes sociales.

Su mensaje se produjo media hora antes de que expirase el plazo para registrar las coaliciones en la junta electoral y poder participar en las autonómicas del 25 de septiembre: la alianza no se inscribió como tal. Según las fuentes consultadas, Podemos aceptó las condiciones para sumarse a En Marea: integración individual, igualdad con el resto de socios y un candidato de consenso a la Presidencia de la Xunta, Luis Villares.

Ambas formaciones habían activado sus primarias y En Marea, de hecho, había presentado ya sus listas, pero ahora habilitará una fórmula para celebrar una elección conjunta de los integrantes de las candidaturas al Parlamento. La provincia de Lugo estará encabezada por Villares.

Dos días de negociaciones en secreto, ruedas de prensa para marcar posiciones, ofertas y contraofertas e incluso principio de acuerdo en el encaje de primarias tuvieron un desenlace en los últimos minutos y que estuvo marcado, de nuevo, por la falta de información, pues las redes sociales fueron la fórmula elegida para revelar que Podemos claudicaba. A Iglesias se lo agradeció Xulio Ferreiro, alcalde de A Coruña: "Gracias, Pablo Iglesias, por la generosidad y la altura de miras. Será un placer hacer esto juntos". También Luis Villares secundó la alegría del autodenominado espacio rupturista. "A Marea á altura da xente deste país, unida e solidaria nun proxecto de xustiza social", escribió.

Los impulsores de En Marea y Podemos mantienen vínculos en los ayuntamientos y en el Congreso, donde comparten la coalición En Marea. Su discurso encaja y las primarias conjuntas no serán un problema. Solo tenían ante sí el escollo de la fórmula jurídica, que no admitía un modelo intermedio como proponía Pablo Echenique, secretario de Organización podemita. Su desembarco en Galicia junto a Carolina Bescansa, número 3 del partido, se saldó con una asunción de que o aceptaban unirse al partido sin sus siglas o no podrían atraer a sus socios a la coalición, la fórmula que consideraban irrenunciable.

La secretaria general gallega, Carmen Santos, la marcó como "línea roja" y fue respaldada por Madrid, que ahora se desautoriza. Pablo Iglesias se enmienda a sí mismo por no soltar la mano de sus compañeros en el apuntalamiento de la "unidad popular".

El debate jurídico, sin embargo, iba más allá del formalismo. Evidenciaba un pugna por el poder interno en el nuevo partido que pretendía competir por liderar la alternativa al PP de la izquierda, pero también la supervivencia de Podemos como siglas en el escenario gallego. De todas formas, el 75% de sus bases apostaba por una alianza, aunque Santos explicó que esta solo pasaba por la coalición y descartó una disolución que ahora ha aceptado Madrid. A falta de calibrar el desgaste del proceso y las salidas anunciadas por algún pequeño sector de Podemos reacio a esta forma de acuerdo, la confluencia recupera vigor. Con sus problemas, obtuvo más del 22% de apoyos en las elecciones generales del pasado 26-J y se quedó a unas papeletas del PSdeG, envuelto también en sus cuitas internas. La lucha por el liderazgo de la izquierda recupera emoción y el PP ve menos fácil que este voto se disgregue.

El día de ayer resultó agotador para los negociadores. Tras romper el diálogo en la madrugada del jueves después de más de ocho horas de conversaciones y tener casi cerradas unas primarias conjuntas, ambos bandos presionaron por la mañana antes de la ronda definitiva. Primero, Echenique, Bescansa y Santos comparecieron para lanzar una llamada de urgencia al pacto. Apeló el primero a la "creatividad" para buscar un puente entre dos planteamientos aparentemente irreconciliables. Su oferta pasaba por un modelo que ya estaba en la mesa el jueves: presentar un partido instrumental como coalición, que es la artimaña jurídica usada por En Comú Podem en Cataluña.

Los alcaldes del cambio de Santiago, Martiño Noriega; A Coruña, Xulio Ferreiro; y Ferrol, Jorge Suárez, salieron a descartar la solución. "Es una cuestión de fondo", explicó Noriega. Si todos ceden a sus derechos económicos, siglas y cuotas, no se puede hacer una excepción con Podemos, argumentaba. Suárez advirtió que En Marea iba más allá de la coyuntura electoral y que se quedará en la política gallega, motivo por el cual deben atajar riesgos de peleas internas como las sucedidas en AGE o las distorsiones de la coalición en el Congreso.

Podemos llegó a ofertar una coalición donde solo tuviesen el 10% de las listas frente al 90%. Pero ni eso hizo ceder a En Marea.