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Cita con las urnas en Galicia

¿La reconciliación con Vigo?

La Xunta tuvo que sellar las polémicas en la ciudad por el traslado del Cunqueiro y los retrasos con el área metropolitana

Manifestación de septiembre de 2015 en Vigo por los recortes en sanidad. // Ricardo Grobas

Todo lo que tenía que ver con el hospital Álvaro Cunqueiro era grandilocuente. El ejemplo, según la Xunta, de su preocupación por el gasto social, de su capacidad para sacar adelante instalaciones fundamentales para el ciudadano a pesar de la crisis. Y un modelo de gestión ejemplar para todo el país. Pero las cosas se torcieron pronto. Primero, con el debate sobre el reajuste del proyecto inicial y el número de camas disponibles. Después, con los tropiezos continuos en la mudanza y puesta en marcha de las instalaciones, que llevaron a decenas de miles de personas a las calles de Vigo en protesta por la situación del centro y denunciar los recortes en la sanidad pública. La cita, hace casi un año, fue convocada por la junta de personal del Chuvi y se convirtió en una de las movilizaciones más multitudinarias de todas las celebradas en la urbe olívica. Muy en línea como años antes había sucedido con la amplia oposición a la fusión de las cajas. Y una también de las principales protestas a las que tuvo que hacer frente el Ejecutivo liderado por Alberto Núñez Feijóo.

Sin eso no se entiende buena parte de lo que ocurrió después en San Caetano. El riesgo de perder todavía más apoyos en una ciudad que ha dado la espalda al PP en las últimas convocatorias electorales, el lugar de residencia del presidente, alentó la salida de la anterior conselleira de Sanidade en la que fue la mayor crisis de gobierno de las dos legislaturas que acumula Alberto Núñez Feijóo al frente de la Xunta. No era la primera vez que Rocío Mosquera estaba cuestionada -la polémica con el informe de bioética que criticaba los recortes, las salidas de altos cargos del Sergas o el discutido ascenso de su marido en el Complejo Hospitalario de Santiago-, pero sí fue el desencadenante del cese, con el reconocimiento expreso por parte de la Xunta de que en el traslado había "fallos". Lo último ha sido cambiar la empresa de cocina, que era una de las quejas constantes entre los pacientes.

Quizás con la lección aprendida, con el argumento de la importancia de la "colaboración" entre administraciones, en palabras del presidente de la Xunta, la legislatura se cierra con la aprobación de la ley del área metropolitana de Vigo. La de 2012 nació muerta. La reforma que permitió la presidencia para Vigo, y su rango como capital de provincia, allanaron un camino intransitado en cuatro años.

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