En pocos días, el 2 de agosto, se cumplirán once años de la toma de posesión de Emilio Pérez Touriño como presidente de la Xunta. Él mismo lo recordaba ayer al presentar el volumen en el que el Parlamento de Galicia recopila sus discursos parlamentarios, como ya hizo con quienes le precedieron en el cargo, un acto en el que el exmandatario reivindicó la "necesidad" de una "nueva agenda reformista y regeneradora" para afrontar "entre todos" los actuales "momentos de incertidumbre", "riesgos importantes" y "nuevos desafíos".

Uno de ellos, diagnosticó, es un "modelo territorial contestado, agrietado", a su juicio necesitado "de un nuevo pacto, una gran reforma, capaz de responder entre otras cosas a los desafíos que se plantean desde el soberanismo y desde el independentismo". Asimismo reclamó una "Europa más fuerte política y económicamente" para responder a "problemas que no deben ser nunca resueltos desde postulados como los populismos, los nacionalismos disgregadores, que hoy en día amenazan" la "convivencia" en la UE. Asimismo, frente a la "erosión" del modelo social de bienestar por "la crisis y las políticas de austeridad", abogó por llevar a cabo "reformas" y garantizar su "viabilidad".

El responsable del Gobierno gallego de 2005 a 2009 indicó que en su mandato intentó no olvidar que Galicia "es un país diverso, plural y basado en equilibrios políticos", de modo que gobernó con "voluntad de diálogo y consenso". Esta faceta, de defensor del "consenso", junto a la de "socialdemócrata destacado", la destacó ayer el actual presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para referirse a su predecesor, con el que coincidió en reivindicar, como dijo Touriño, una política "que une", "suma" y es "útil" a los ciudadanos "por encima de las vidas orgánicas de los partidos".

Por su parte Feijóo destacó que la democracia "siempre ofrece respuestas", como "mayorías, coaliciones y pactos", y señaló que "los aparentes bloqueos no se deben a las carencias del sistema político, sino a la resistencia de los encargados de utilizar sus variadas herramientas". Frente a una política "grandilocuente y muchas veces mesiánica", defendió la socialdemocracia y el reformismo como una forma "abierta de entender la política" que no tiene caducidad.

Feijóo, para quien Touriño y él están "en el mismo bando democrático" pese a pertenecer a partidos distintos, ensalzó a su predecesor, de quien dijo que fue un "gran rival", que abogó por "la reconciliación y el consenso en los primeros pasos del autogobierno", impulsó iniciativas "útiles" para Galicia desde el Estado, encabezó "sin traumas un cambio político" y "abandonó el primer plano, no su inestimable aportación intelectual, con una dignidad ejemplar".

El presidente del Parlamento gallego, Miguel Santalices, ensalzó en su intervención la "política de la moderación, el respeto al oponente y el juego limpio". Ejemplo de esa actitud fue la legislatura de Touriño, al que reconoció que "siempre fue un caballero de la política". "Eran implacables en la defensa de su gestión, pero respetuosos con quienes estábamos articulando una alternativa", sostuvo.

El autor del prólogo del libro, Fernando Salgado, que ocupó un alto cargo con el bipartito, defendió la edición de los discursos del expresidente como una muestra de que Pérez Touriño fue "un hombre cumplidor, un hombre de palabra", tesis que reivindica en su texto con estadísticas sobre el empleo y la inversión en educación y sanidad en su mandato.