Podemos se agrieta ante el debate sobre unirse o no a la Marea gallega. La dirección del partido en Galicia que lidera Carmen Santos recibió ayer otro varapalo interno de los críticos, que lograron mayoría en el Consello Autonómico del partido e impusieron un posicionamiento a favor de sumarse sin siglas a la alianza en las elecciones autonómicas de octubre. Con 19 votos frente a 16 aprobaron avalar la fórmula del partido instrumental que impulsan las Mareas en Común y el resto de aliados, una vía señalada por su jefa de filas como "línea roja" a no traspasar para no diluir su propia marca.

La victoria interna de los críticos carece de valor vinculante, pero sí es un golpe a Santos. Sin embargo, la decisión final recaerá en las bases, que votarán concurrir de la mano a los comicios o en solitario. Esta consulta tendrá lugar en agosto. La formación morada prevé celebrar una asamblea ciudadana de todos sus inscritos el día 29 o el 31, mientras que la cita constituyente de la Marea tendrá lugar el 30, a la que ya no está claro que acuda Santos, pues lo someterá a la voluntad de su ejecutiva, un órgano más reducido que el Consello Autonómico. Luego, las bases podemitas votarán sobre una opción que el 26-J logró el 22% de votos.

Sin embargo, la de ayer supone la segunda derrota de Santos en ese órgano, después de que el sector crítico liderado por Antón Gómez-Reino -uno de los fundadores de la Marea Atlántica- y Ángela Rodríguez -que perdió las primarias ante Santos, pese al aval de la cúpula estatal- lograse que el Consello Autonómico se posicionase a favor de En Marea. A sus tesis sumaron dos personas que habían apoyado a la secretaria general. Santos, que apuesta paradójicamente también por la alianza, prefería esperar a la consulta a las bases, pero ese movimiento forzó un cambio de plan.

Su estrategia pasa ahora por negociar con sus socios las condiciones de esa Marea y someter a votación un acuerdo prácticamente hecho y no que los 20.000 inscritos de Podemos -en las primarias votaron solo 3.225- se pronuncien a ciegas y luego se pacten condiciones. Pero lo hace en una posición más débil.

Hoy prevé revelar algunas de las "líneas rojas" que las bases le plantearon en las cuatro asambleas provinciales del pasado fin de semana, resumidas en un papel principal, a través de una presencia mayoritaria en las listas -alegan la potencia de su marca y su amplia militancia- y rechazando, por tanto, la igualdad entre todos los socios que se firmó para que En Marea se presentase a las elecciones generales. También apuesta por una coalición, alegando que Podemos no se ha unido a ningún partido instrumental en España, pero el Consello Autonómico sí avala esta última vía, en sintonía con Anova, Mareas en Común y EU.

Esta es una más de las batallas en una guerra por el liderazgo de la alianza, que aviva la tensión entre Marea Atlántica y Podemos como polos de una negociación donde se juega el protagonismo público y la presencia en las listas de la alianza, dando por descontado un candidato a la Xunta "de consenso", cuestión no resuelta. Anova mantiene distancia, resguardada en su papel de ingrediente nacionalista, mientras EU ocupa un papel menos relevante.

La escasa atención a la demanda de más peso percibida en sus potenciales aliados ha molestado a la cúpula podemita e incendiado a parte de sus bases, especialmente después de que se propusiera una gestora de la marea constituyente del 30 de diez miembros donde Podemos apenas tenía un asiento, mientras Marea Atlántica tendría 2; Mareas en Común, 2; Anova, 1; y EU, 1. A ellos se unirían los alcaldes de Santiago, A Coruña y Ferrol, por lo que Podemos entiende que la Marea Atlántica contaría con cinco votos. La gestora se reúne mañana en Santiago.