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Nueva normativa

Casi un millar más de gallegos firma el testamento vital

Un total de 5.360 los gallegos los que han dejado constancia por escrito de su última voluntad

Cuidados paliativos del Nicolás Peña, trasladada al Meixoeiro. // J. M.

Ya son un total de 5.360 los gallegos los que han dejado constancia por escrito de su última voluntad, no para decidir a quién legan sus posesiones, sino para establecer qué ocurre con su vida y su cuerpo cuando se enfrenten a una enfermedad incurable avanzada o terminal o a un estado de inconsciencia irreversible. El objetivo en la práctica totalidad de los casos es evitar que los profesionales sanitarios prolonguen de forma artificial su vida y garantizar que recibirán cuidados paliativos destinados a mitigar su dolor.

Ocurre así con el 99 por ciento de los gallegos que hasta ahora han inscrito su testamento vital en el Rexistro Galego de Instrucións Previas, lo que se traduce en 5.307 personas, un 18% -860- más que hace un año, cuando se aprobaba la Ley de Derechos y Garantías de los Enfermos Terminales, que garantiza que este tipo de pacientes podrán recibir sedación sin que los facultativos que los atienden puedan alegar objeción de conciencia y al margen de que se encuentren en un hospital, una residencia de mayores o en su propio domicilio. La norma gallega, que adquirió protagonismo con el caso de Andrea, garantiza que las instrucciones se lleven a cabo.

Son menos, un 67%, los que especifican que desean que sus órganos y tejidos sirvan para trasplantes, aunque para ello haya que mantener su cuerpo con vida unas horas para proceder a una extracción. Y quienes establecen que su cuerpo sea donado a la ciencia para la investigación suponen el 46%.

Casi el mismo porcentaje, un 47%, de los gallegos que registraron sus instrucciones previas proceden de la provincia de A Coruña y uno de cada tres (el 31%) es de Pontevedra. Lucenses y ourensanos representan, respectivamente, el 11 y el 10%. Los mayores son quienes más se preocupan por si llega a ocurrir lo peor: el 34% de los inscritos tiene o supera los 64 años. Les siguen de cerca, con un 32%, los gallegos con edades comprendidas entre los 51 y los 64 años.

No obstante, un 28% del total se mueven en la franja de los 31 a los 50, y un 5%, entre 18 y 30, lo que indica que comparten la preocupación por evitar posibles conflictos familiares si se hallan en estado vegetativo o en otro que les impide manifestar su voluntad. Los datos permiten constatar que a las mujeres les interesa más especificar si prefieren solo alivio o confort y no prolongar su supervivencia artificialmente. De los 5.360 testamentos vitales, el 63% los firman ellas, casi el doble de los que inscriben ellos (37%).

Dos de cada tres gallegos que expresan su preferencia en un documento cuya existencia deben verificar los médicos antes de tomar una decisión sobre soporte vital o cuidados paliativos lo hacen ante testigos, un 29% recurre al notario y un 9% lo manifiesta ante un funcionario, una vía autorizada en enero de 2015. Un 86% nombra un representante para que sirva de interlocutor con el equipo sanitario de cara al cumplimiento de las instrucciones previas.

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