Lo más nuevo en el mercado laboral, los datos sobre el comportamiento en mayo, sirven de ejemplo para entender lo que está ocurriendo. Un total de 7.689 parados menos en Galicia y 76.567 contratos. Es el avance de la temporalidad, que en la inmensa mayoría de los casos se impone. No responde a las necesidades de un trabajador. De los 198.000 eventuales con los que cerró la comunidad el pasado año después de un incremento de casi el 19% en comparación con 2014, nueve de cada diez lo son por "no poder encontrar un empleo de duración indefinida". Por encima de los 180.000 -un 23% más que el ejercicio anterior-, mientras que los que sí quieren este tipo de contratos eran tan solo 5.100, según el análisis publicado ayer por Instituto Galego de Estatística (IGE).
Hay otros 126.100 trabajadores que quieren trabajar más horas de las que lo hacen. De ellos, 16.000 apuestan por cambiar de empresa, unos 2.600 por sumar otro empleo más; y a 48.800 les gustaría que fuera en sus actuales puestos, pero ampliando la jornada. A 56.100 les vale cualquiera de las otras opciones.
Dentro de ese grupo, los que están operativos menos de 40 horas a pesar de que quieren tener una jornada laboral mayor están catalogados como "subempleados". Un fenómeno creciente por la precarización de la contratación. Desde 2012 su número no baja de los 100.000. El pasado 2015 fueron 105.400, uno de cada diez, con un reparto muy parecido al de los que en general quieren trabajar más entre las posibles alternativas que hay. En el conjunto del país, el total de "subempleados" alcanza los 1,52 millones. En 2008 eran 814.000, lo que deja un incremento disparado del 87,1%.
La parcialidad horaria obligada afecta especialmente a las mujeres en Galicia. Son el 63,1% de los ocupados subempleados en la comunidad, más de 66.000. Un tercio del total, jóvenes de entre 16 a 34 años, uno de los colectivos más golpeados por esta transformación que está viviendo el mercado laboral en la salida de la crisis.
La lista de parados se nutre, básicamente, de aquellos que perdieron su empleo y los que antes cursaban estudios y ahora dan el salto al mercado laboral. De los 243.400 desempleados con los que Galicia acabó el pasado año, 182.000 se quedaron sin su puesto y 37.700 eran anteriormente estudiantes. A esos se suman 15.500 personas que hasta ese momento se encargan de tareas de casa u otras responsabilidades familiares. Hay 8.300 que se encontraban en otra situación.
Fin de contrato
¿Y cuáles son las causas que en este momento llevan a perder un trabajo en la comunidad? A 101.100 sencillamente se les acabó el contrato. Otros 31.700 -en 2012 fueron 55.000- fueron despedidos o la empresa optó por eliminar su ocupación. Para 1.400 la razón fue una enfermedad. Unos 700 abandonaron para formarse más. A 1.000 les tocó encargarse de cuidar a niños o dependientes y 1.100 más van en esta misma línea, por "otras responsabilidades familiares".
