Las primarias socialistas acumulan tensión en la que oficialmente es su semana de campaña. El motivo radica en las conversaciones del candidato Xaquín Fernández Leiceaga con el vigués Gonzalo Caballero, que no logró los avales suficientes para disputar la carrera para ser candidato del PSdeG a presidir la Xunta en las elecciones autonómicas de octubre. Los contactos generaron malestar en José Luis Méndez Romeu, el otro aspirante oficial. "Son conversaciones entre perdedores para tratar de alcanzar artificialmente un acuerdo de espaldas a la militancia y al calor del aparato", espeta.

Las bases socialistas eligen el próximo sábado a su cabeza de cartel y el debate va enturbiándose con ataques desde un lado y otro mientras el movimiento de Leiceaga pretende atraer a los 540 avales que logró Caballero con un mensaje a favor de la renovación, a pesar de su trayectoria en el partido, en el que fue diputado entre 2005 y 2012. Su trayectoria, sin embargo, resulta menos dilatada que la de Romeu, que lleva en primera fila desde los años 80.

Este último aventajó en 321 avales a su rival (2.537 a 2.216), por lo que sumar los 540 apoyos de Gonzalo Caballero, podría situarlo en cabeza. "Lo que importa son los votos de los afiliados el día 28 y ahí tengo ventaja", añade Romeu.

Consultado por este diario, Gonzalo Caballero admite contactos con el entorno de Leiceaga, pero niega haber tomado aún una decisión sobre formalizar su apoyo. "En todo caso, sería siempre bajo el mensaje de renovación que he impulsado y la premisa de que el voto es libre e individual", indica sobre el trasvase directo de sus avales a este candidato.

El propio Leiceaga reconoció su deseo de que fructifique ese diálogo. "Hay una demanda enorme y espero que tanto Gonzalo como yo mismo sepamos estar a la altura de esta demanda", confió tras reunirse con el presidente de la cooperativa Feiraco, si bien invitó a los medios a cuestionar al militante de base vigués.

Estos movimientos "por arriba", en palabras de Romeu, han abierto la caja de los truenos. Después de que este afease el aval "en un despacho" del aparato a su contrincante, en alusión a su coincidencia en Ferraz con José Ramón Gómez Besteiro, exlíder del partido, y la presidenta de la gestora, Leiceaga replicó con un ataque al pasado del que fuese conselleiro de Presidencia del bipartito y el encargado de la compra de mobiliario para las oficinas de San Caetano, cuyo coste generó una tormenta política que desgastó la alianza de PSdeG y BNG en la Xunta, y que perdieron por un escaño en 2009. "Esto es un poco curioso, en fin, yo hace tiempo que no tengo despachos en la política, tengo despachos en la universidad. Y, además, no soy yo el experto en despachos en este caso", deslizó en declaraciones a los medios tras reunirse con el presidente de la cooperativa Feiraco.

"Está haciendo algo que no esperaban los afiliados", replicó Romeu en declaraciones a este diario, en las que rechazó entrar en lo que denomina "batallitas internas". Apuesta por continuar explicando un proyecto "para ganar" y situar al PSdeG de nuevo como referencia tras el varapalo que sufrió el partido el pasado 20-D, cuando quedó en tercer lugar tras PP y la debutante En Marea por primera vez en la historia autonómica.

Sin embargo, el ataque de Leiceaga no se quedó ahí, pues también reivindicó su cercanía a las bases frente al apoyo de notables del partido a Romeu, avalado por el alcalde de Vigo, Abel Caballero; Pachi Vázquez; José Blanco o López Orozco. "Hago un esfuerzo por llegar al mayor número de militantes y explicar mi proyecto. Así entiendo la campaña, no una foto de unos cuantos barones del partido que arropen a un candidato", indicó en alusión a la presentación de Romeu, al que acompañaron varios cargos del partido.