Solo uno de cada diez universitarios gallegos (el 10,6%) se plantea crear su propia empresa o negocio. Ese espíritu emprendedor se percibe también entre el 3,4% dispuesto a trabajar como autónomo o "freelance", el 1% que seguirá con el negocio familiar y un 3% que quiere dedicarse a otro tipo de iniciativas. Es decir, un 18% de quienes estudian en los campus gallegos tendría "alguna inquietud emprendedora", como dijo ayer en Santiago el presidente de Educa 2020, Fernando Jáuregui. Pero son minoría. Tanto si se los compara con el 36,6%, más del doble, de quienes aspiran a ser funcionarios, pero también con respecto a la media estatal, donde el emprendimiento tienta al 26,8% del alumnado.

Que solo uno de cada diez opte por fabricarse su propio medio de vida sitúa a los jóvenes gallegos entre los "menos emprendedores de España", según Jáuregui, solo superados por los de Aragón (10,2%), Castilla y León (10,1%) y Castilla-La Mancha (9,7%), a ocho puntos de la media estatal y a unos 18 de la Comunidad Valenciana (28%). Por el contrario, los gallegos están en el podio en porcentaje de aspirantes a un sueldo para toda la vida en la función pública, más de once puntos por encima de la media estatal (25,2%) y con más del doble de aspirantes que Madrid, la que tiene la cifra más baja de universitarios que ven en el opositar una solución a su futuro profesional.

El estudio "Radiografía de la universidad española: liderazgo emprendedor e innovación en la universidad española", realizado entre 9.000 universitarios del país y con una muestra importante para Galicia (2.145 encuestas), revela que la comunidad tampoco destaca por las ganas de sus jóvenes de acabar en una multinacional. Con un 16,1%, seis puntos menos que la media estatal, tiene el porcentaje más bajo de las comunidades de las que se conocen los datos desglosados. En Madrid, otra vez en el extremo opuesto, es del 30,5%.

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En emprender influye el contexto (por ejemplo, el tejido industrial), pero parece que también lo que los chicos ven en casa. Jáuregui explicó que en Galicia el 41% de quienes aspiran a ser emprendedores residió en el extranjero y alguno de sus progenitores es empresario o autónomo. Por otro lado, un 35% de los que quieren dedicarse a la función pública es hijo de funcionario. Y entre quienes ven su futuro de asalariados, el 46% tiene en su familia el ejemplo.

Si los gallegos que quieren sumergirse en el mundo empresarial prefieren apostar por el sector de la ingeniería (18%) y el de servicios profesionales y consultoría (17%), los aspirantes a funcionarios se verían a sí mismos en el campo de la educación (45%) y en el de la salud (28%).

A este argumento, el del "peso" de carreras, como las de salud o las ciencias sociales, con una "salida natural" en la función pública, se refirió ayer la vicerrectora de Estudiantes de la Universidade de Santiago, Dolores Álvarez, presente en el acto, para intentar explicar la alta predilección por el funcionariado en Galicia. Porque, tras enumerar los proyectos empresariales que asesora la USC y las empresas creadas a su amparo, Álvarez admite que los datos revelan que "algo pasa". Así, se refirió a que los estudiantes gallegos alegan en mayor medida (4 puntos más que el resto) una formación o conocimiento "insuficiente" para emprender.

"Me llama la atención el dato porque llevamos mucho tiempo con la formación y seguimos intensificando nuestro compromiso" en esta área, señaló. Como ejemplo expuso también los cursos en habilidades sociales para "fomentar la cultura emprendedora" de la USC, a los que asisten, indicó, un número "elevado" de jóvenes. "Nos toca seguir trabajando. Necesitamos si cabe más este compromiso que ya tenemos", señaló.

Su homóloga de la Universidade de Vigo, Dolores González, realizó una valoración similar. "En Vigo somos conscientes desde hace un tiempo de que es necesario fomentar una cultura emprendedora y formar a los estudiantes en este sentido". Pese a que admite que esta materia quizás esté "poco" presente en los grados, y tal vez no sería mala idea incluirla, sostiene que la universidad viguesa se esfuerza ya con cursos de formación y charlas, a través del programa INCUVI-Emprende, fomentando las prácticas en empresas o con un espacio que abrirán de coworking para jóvenes con ideas que precisen de un lugar en el que desarrollarlas.

A la par que incide en que la Uvigo es "muy consciente" de la formación en emprendimiento y de que se está facilitando, con más fondos, aunque se "puede hacer más", admite que "también es algo de los últimos años" y que quizás las propuestas no hayan calado aún en todo el alumnado, en un proceso similar al que ocurrió dice, con la necesidad de formarse en inglés. Con todo, proclama que en cinco años pasaron 150 ideas de negocio por Incuvi-Emprende. Y no solo proyectos de base tecnológica. "A veces a los estudiantes no se les ocurre que emprender es una salida natural a sus estudios. Puede emprenderse desde cualquier titulación", reivindicó.

Pese a que los universitarios se quejan de la falta de formación, esta "dificultad" para emprender aparece como la cuarta más citada (22,3%), por detrás de la falta de financiación (70,2%, por debajo de la media estatal), las trabas administrativas (38,4%, por encima del dato global), la fiscalidad (28,5%, también por encima de la media) y la falta de apoyo familiar (6,3%).