Ante el reto de elaborar un nuevo modelo de financiación autonómica que tendrá que afrontar el próximo Gobierno central, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, esbozó ayer los ejes de la reivindicación que Galicia pondrá encima de la mesa. Exige justicia, no fondos de solidaridad, de forma que el futuro sistema asuma los costes reales de los servicios públicos que se prestan en cada territorio. Esta es la respuesta de la Xunta ante el pronunciamiento de PP y PSOE esta semana en el que, ambos partidos y sin entrar en detalles, coincidieron en limitar la solidaridad en la nueva financiación autonómica y aplicar el principio de ordinalidad, de forma que el modelo no altere las posiciones de partida de las autonomías en recursos per cápita, lo que perjudicaría a Galicia, ya que su capacidad fiscal es de 86,6 euros por habitante -lo que la coloca en el décimo puesto-, pero que con los mecanismos de nivelación del actual sistema pasa a 106,5 euros y se encarama a la sexta posición.

Por el PP habló su secretario de Economía y jefe de la Oficina Económica de La Moncloa, Álvaro Nadal, que incluso abogó por un "pacto de hierro" entre los grandes partidos y por controlar a los líderes regionales para así evitar que se presenten en sus autonomías como los mayores conseguidores de dinero para su tierra.

Sobre esta opinión de Nadal, Feijóo pasó de puntillas tras ser preguntado al término del Consello de la Xunta, pero no así del modelo general que esbozaron el martes en Madrid su partido y el PSOE, con el que también coincidió Ciudadanos.

Tras asegurar que es "necesario" un nuevo sistema de financiación, advirtió que Galicia "se juega mucho en la próxima legislatura" y que aspira a conseguir justicia y no solidaridad para compensar los menores ingresos. "No espero más que un sistema justo, y que se pague en función del coste de los servicios públicos que atendemos [las autonomías]. No pido reservas de solidaridad o dinero que las comunidades no merecen, sino que el sistema sea justo", declaró.

Con estos ejes de actuación, quiso dejar claro que Galicia "no estará de acuerdo" en caso de que el futuro sistema siga sin atender estos principios. "Ni con este gobierno, ni con el que venga", advirtió, antes de subrayar que esta comunidad defenderá "lo que es justo sin ningún tipo de cortapisa".

Hace una semana, Feijóo avanzó en el Parlamento que la Xunta ya tenía un documento técnico en el que recogía las reivindicaciones de Galicia para poner encima de la mesa cuando se abriera el debate, si bien precisó que ahora no era el momento mientras persistiera la "amenaza independentista de Cataluña y Navarra". Sobre este mismo tema preguntaron ayer en comisión parlamentaria PSOE y BNG, a lo que el director xeral de Planificación e Orzamentos, Miguel Corgos, contestó que la Xunta entiende que "no parece que sea este momento el más adecuado para intentar acelerar el proceso", debido a que hay unas elecciones generales convocadas para el próximo mes de junio.

Preguntado además por el nivel de deuda alcanzado en el conjunto de las administraciones públicas, el presidente gallego indicó que en la política macroeconómica hay que buscar un equilibrio entre el relanzamiento económico, la actividad de empleo y el gasto público. "Da la sensación de que lo que ocurre en España es lo que soportábamos en años anteriores; una deuda pública muy alta, a la que ahora se añaden intereses, más lo que hemos invertido en pagar miles y miles millones euros, como los 80.000 millones del Fondo de Liquidez Autonómica, en facturas que no se atendían", indicó. Por este motivo abogó por "poner en orden" todo lo que se debe, pagarlo e ir bajando la deuda, que debe ser el objetivo "de un gobierno responsable".

Feijóo también expresó su deseo de que haya "un claro vencedor" en las primarias que el PSdeG celebrará el próximo 28 de mayo, a fin de que este partido pueda "mantener" la "unidad". "Es muy necesaria; y mucho más, en este momento político que estamos viviendo tanto en Galicia como en España", dijo tras ser preguntado al respecto.