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Korchagin: "Rusia es una democracia imperfecta, pero hemos avanzado muchísimo en derechos"

El embajador ruso en España niega que su país sea "una amenaza" y defiende que es el momento "de parar, reflexionar y corregir los errores" para recuperar la relación con la UE

El embajador de Rusia, Yuri Korchagin, y el presentador de la conferencia, Pedro Mouriño. // M. G. Brea

Rusia tiene su propio Finisterre. En su parte más oriental, próxima a la frontera con China y Corea del Norte está Vladivostok, una ciudad portuaria de casi 600.000 habitantes, su urbe más importante en el Pacífico y última parada del popular ferrocarril Transiberiano. Entre ambas puntas del mundo se mueven "las raíces de la idea de la Gran Europa", como recordaba ayer Yuri Korchagin, el embajador del país en España, durante su conferencia en el Club Faro. A ese camino, "la integración de Euroasia con la esperanza de resolver juntos y coordinarse frente a los problemas culturales y garantizar el desarrollo económico", apuntaban las estrecha relaciones que las autoridades rusas y la UE labraron hasta 2014. "Había 17 esferas en diferentes mecanismos de diálogo que funcionaban -defiende Korchagin-. La relación era profunda". Fue entonces, según el máximo representante aquí del gobierno presidido por Vladimir Putin, cuando "prevalecieron las ideas de los que quieren dividir Europa y debilitarla". "Algunos -señaló, en referencia a EEUU "y políticos europeos"- se sienten más a gusto cuando ven divisiones, sean reales o no". El conflicto de Ucrania desencadenó una batería de sanciones contra Rusia, todavía en vigor, que despertaron las tensiones dormidas desde la Guerra Fría y un nuevo escenario geoestratégico mundial dominado, como el propio embajador ironizó, por la "rusofobia".

A ese mismo contexto vincula Yuri Korchagin las constantes críticas que desde organismos internacionales e incluso personajes muy reconocidos lanzan sobre la vulneración de los derechos humanos. "Antes era una bandera para criticar al país -asegura-, parece que ha pasado a segundo plano". Él no ve razones para esas acusaciones. "Rusia es una democracia y tiene los mismos valores que los países europeos, pero somos una democracia imperfecta todavía. España quizás sí. Pero Rusia tiene aún mucho por resolver", admite. El embajador pone el acento en "los pocos años " de "verdadera historia parlamentaria". Únicamente durante el gobierno monárquico de la primera Duma, a principios del siglo XX, y los 25 años que van desde la disolución de la antigua URSS, en 1991. "Pero en este corto lapso de tiempo -reivindica- hemos logrado muchísimos éxitos en la defensa de los derechos humanos y en la construcción de la democracia".

A Yuri Korchagin "no le suenan" esos casos de "violaciones de derechos humanos". "Que me podrían indignar, aunque fuera solamente un caso resonante", insiste. Rusia, afirma, "tiene un Ombudsman [el equivalente al Defensor del Pueblo en España], un puesto de defensor de derechos humanos en nuestro Ministerio de Exteriores, que monitoriza no solo nuestro país e incluso edita libros blancos sobre la situación, hay partidos políticos...". "Pero -reitera- seguramente hay todavía unas imperfecciones que debemos superar y por eso tenemos en cuenta los consejos de países amigos y las ONG".

Él personalmente lidió con tres manifestaciones organizadas por Amnistía Internacional frente a la Embajada de la Federación de Rusia en Madrid. "Cuando les preguntaba quién lo organizaba para poder entrar y hablar, ¡esa gente se asustaba! Al final entraron dos o tres personas, escuchamos lo que dijeron, lo enviamos a Moscú y les dimos la respuesta", relata Korchagin, que mostró abiertamente su escepticismo respecto a buena parte de las denuncias. "Muchas veces recibimos las cartas de gente cuyos derechos fueron supuestamente violados en Rusia que son realmente fotocopias -dice-. Pero hasta así tratamos de atenderles".

"No existe una amenaza rusa", proclama. Ni en el interior del país tiene valor alguno la sospecha de que se trata de "una antigua URSS disfrazada". Yuri Korchagin arremetió contra las medidas tomadas desde la UE por la implicación de Rusia en el golpe de Estado en Ucrania, "influenciado por políticos de EEUU y Europa". "Se saltaron la legislación internacional con el pretexto de que Rusia incumplía los acuerdos de Minsk [el pacto que puso fin al conflicto ucraniano] -se queja el embajador- cuando Occidente lo que debería es pedir prudencia a los que llegaron al poder y hacer una investigación exhaustiva sobre la violencia en la Plaza Maidan durante todo ese tiempo". El alto representante ruso en España repite con insistencia la cuestión del "pretexto". "Lo fue para destruir las relaciones con Rusia", incide de nuevo.

Pero está convencido de que "no todo" se desvaneció. "De hecho, los pilares siguen ahí", subraya. Lo cierto es que más allá de las cumbres de Exteriores y la colaboración en la lucha contra el terrorismo islamista y la inmigración ilegal, el resto de ámbitos de colaboración están congelados. "Llegó el tiempo de parar, reflexionar, ver los errores cometidos en estos dos años y tener sabiduría para corregirlos", apela

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