Los ingresos tributarios en Galicia durante el pasado 2015 alcanzaron los 5.395,6 millones de euros. Una cifra inédita en la historia. Ni siquiera se llegó a estos niveles en la etapa de bonanza. El récord en esos años, en 2008, fueron 4.427, según los datos aportados por la Xunta y que el Instituto Galego de Estatística (IGE) acaba de actualizar. En ese cómputo se incluyen tanto los impuestos propios y los cedidos, como los que son de gestión estatal y en los que la administración autonómica participa a través del sistema de financiación regional, además de las tasas y precios públicos. El refuerzo del control fiscal tras el estallido de la crisis y la subida aplicada a buena parte de los gravámenes provocaron un incremento constante de la recaudación a partir de 2013. Desde entonces, los ingresos se elevaron un 11%. Un 56% en comparación con 2010, que fue el peor año para la caja pública en la doble recesión. Entre 2014 y 2015, el incremento fue del 2,4%. Casi 125 millones más.

Las dos grandes figuras tributarias tuvieron un comportamiento muy diferente. La tarifa autonómica del IRPF aportó 1.820 millones, con un alza del 8,3%. El IVA, en cambio, cayó un 1,4% (1.817 millones). Con la subida de tipos de la Xunta hasta el máximo posible en el impuesto de hidrocarburos -el antiguo céntimo sanitario-, la recaudación compensó la atonía del consumo de gasolinas y gasóleo en la comunidad. Un 8,8% más de recursos, hasta los 571,9 millones, incluida la parte estatal del gravamen. El Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados se disparó un 20,2%, hasta los 260,5 millones. El de Sucesiones, en cambio, se desplomó cerca de un 30%, con 165,1 millones. A la baja también el impuesto especial del Tabaco por el descenso de fumadores: un 10,2% menos (219 millones). También el de la electricidad (118 millones), que cayó un 11,7%. Las tasas fiscales sobre el juego, en cambio, crecieron de forma significativa (23%) y aportaron 48,1 millones. Las tasas administrativas aumentaron sus ingresos un 16,3% (25,5 millones). Y entre los impuestos propios de la Xunta destaca el que grava la contaminación atmosférica, con un 57% más (4,5 millones).