El último escaño en disputa de la provincia de Pontevedra en las elecciones generales del 20-D dependió de solo 8.001 votos. De perder esos apoyos en los nuevos comicios del 26 de junio, los socialistas se quedarían sin uno de sus dos asientos en el Congreso, el que correspondió a Guillermo Meijón, que le podría arrebatar Ciudadanos. Esta es la provincia donde más factible resulta un cambio de reparto de escaños en la nueva cita electoral tras el fracaso político de no poder nombrar presidente del Gobierno en la legislatura más corta desde la Transición.
Una vez concretada la repetición de las elecciones, las salas de máquinas de los partidos han comenzado a echar cuentas y revisar encuestas para calibrar las opciones de que cambie el reparto de los 23 asientos gallegos en el Congreso otorgados en diciembre. Entonces, el PP perdió cinco escaños respecto a 2011 hasta alcanzar los 10. En Marea debutó como segunda fuerza con 6, cifra que mantuvo el PSdeG. El BNG se quedó fuera de la Cámara y Ciudadanos logró presencia por A Coruña.
Pontevedra aparece como el lugar donde existen más posibilidades de cambio, a tenor de la distancia entre los partidos para alcanzar el último escaño en juego en cada provincia. Además, esta radiografía ofrece escasas posibilidades al PP de mejorar su resultado, tras el desplome de hace cinco meses, cuando superó ligeramente el 37% de votos tras haber rozado el 53% cuatro años antes.
Ciudadanos, que solo logró un acta por A Coruña, se quedó a 8.001 votos -apenas un 1% del censo provincial- de arrebatarle al PSOE su segunda acta por Pontevedra, donde En Marea hubiese necesitado otros 18.826 para superar al partido naranja y a los socialistas y así lograr su tercera acta provincial.
En el resto de provincias, las opciones de cambio resultan muy bajas, como señala un reciente estudio de Metroscopia, que sitúa 28 asientos en las Cortes -los últimos de otras tantas provincias- con un riesgo alto o medio de variar respecto al 20-D.
En Ourense, el PP precisaría 16.000 votos más para arrebatarle su único escaño a En Marea, lo que supone el 6% del censo. Mientras, en Lugo, Ciudadanos podría obtener un acta con 23.000 más, a costa también de la confluencia entre Anova, Podemos y EU. En A Coruña, sería esta última alianza la que podría alcanzar su tercer representante, pero necesitaría 22.000 papeletas extra -2,5% del censo-.
El impacto de C's, que logró un 9,07% de votos en Galicia, explica parte del bajón del PP, que se dejó cinco actas en Galicia en navidades respecto a la noche triunfante de 2011 en que el partido alcanzó una mayoría absoluta histórica. Al menos, eso sostienen dentro en el cuartel general del partido de Alberto Núñez Feijóo en un análisis en el que se parte de la hipótesis de que el voto naranja sería un voto robado a la siglas de la gaviota, aunque gran parte de él, de no existir la propuesta de Albert Rivera, podría haberse quedado en casa y no nutrir al PP.
Asumiendo el primer punto de partida, los votos de Ciudadanos hubiesen servido al PP para mantener un escaño en Pontevedra y otro en A Coruña, al tiempo que los situaría a un palmo de otro en Ourense. En la primera, el PP se quedó a 40.798 sufragios de retener la cuarta acta de 2011 y Ciudadanos logró ahí 51.149. En A Coruña el análisis resulta más claro, pues C's obtuvo su único representante gracias a 66.395 apoyos. Los populares hubiesen necesitado solo 27.743 para obtener cuatro actas y no tres. De esa forma, su descenso hubiese sido la mitad del sufrido. En Ourense, su distancia respecto al único escaño adjudicado, el de David Bruzos de En Marea, fue de 16.415 votos, apenas 1.395 menos que los de obtuvo C's. En Lugo los naranjas recibieron 15.346 votos, pero el PP se quedó a 30.809 de rascar un nuevo representante en las Cortes.
