Día casi de verano en Samil

  • La playa viguesa de Samil presentaba ayer una estampa casi de verano. Los 20 grados de temperatura, junto con el hecho de que ayer fuera festivo en Portugal, contribuyó a que numerosas personas se acercaran a pasar el día en el arenal. Sin embargo, la temperatura más alta se alcanzó en Ourense, donde los termómetros llegaron a los 26 grados. Dos menos marcó el mercurio en Pontevedra y en Santiago se quedó en los 22. El tiempo seguirá así hoy, pero a partir de mañana cambiará con la entrada de una borrasca.
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Un aumento generalizado de las temperaturas al mismo tiempo que descienden las precipitaciones, más días y noches cálidas y menos heladas invernales. Son las principales consecuencias a las que se enfrenta Galicia de cara a 2050 si la temperatura del planeta sube dos grados en las próximas tres décadas, la cifra que los científicos fijan como límite para evitar un cambio climático peligroso. Por eso, los 200 países reunidos en diciembre del año pasado en la Cumbre del Clima de París se comprometieron a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global con el objetivo de no llegar a esos dos grados.

El delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Galicia, Francisco Infante, recuerda que desde la era preindustrial en el siglo XIX la temperatura se ha elevado un grado a nivel mundial, por lo que "ya se ha consumido la mitad para llegar al tope". Aunque los efectos de este incremento del mercurio no son muy notables todavía en Galicia, apunta que otros ya se aprecian de forma "significativa". Se trata de la disminución del número de días con precipitaciones en forma de nieve y también de la reducción de las noches frías y con heladas.

Desde mediados del siglo XX, la temperatura media anual subió en Galicia 0,17 grados por década, al mismo ritmo que en España. Pese a que a partir de ahora debido al cambio climático el incremento puede ser de dos grados por cada diez años, Infante descarta "fenómenos climáticos abruptos" en la comunidad. El experto explica que la situación de Galicia, cuya climatología viene marcada por la influencia del Océano Atlántico, ayudará a atenuar los cambios y que estos no sean tan bruscos. En este sentido, prevé un régimen de precipitaciones anual "estable y gradual", de forma que, a diferencia de las autonomías del sur de España, no cree que en la geografía gallega se combinen periodos de sequías prolongados con otros de tormentas intensas y concentradas en pocos días que puedan causar inundaciones.

Los primeros síntomas del calentamiento global empiezan a notarse ahora con la reducción de las heladas, pero las universidades gallegas ya alertaron a la Xunta en 2011 en el estudio Evidencias e Impactos del Cambio Climático en Galicia que a partir de 2050 se prolongará la temporada estival, por lo que se vería reforzado el turismo y también la viticultura en A Ribeira Sacra y O Salnés, donde los vinos necesitan altas temperaturas. En las otras denominaciones de origen deberían replantearse el calendario de cultivo, al igual que en plantaciones como la patata, los productos de la huerta o los árboles frutales, que retrasaron su floración más de 20 días en tres décadas. Los ecologistas avisan de que la subida de las temperaturas en los próximos años obligará a los agricultores a adelantar hasta dos meses la siembra de las cosechas y a optar por especies resistentes para soportar el calor y la falta de agua. El cambio climático no solo afecta a la tierra, ya que solo en la segunda mitad del siglo XX el nivel del mar subió 2,5 centímetros por década con consecuencias negativas para la pesca y el marisqueo al reducirse las capturas de mejillón o sardina.