Conseguir un piso con una rebaja del 50 por ciento, un solar bien situado en pleno centro urbano a módico precio o pagar por una fábrica de conservas cinco veces menos de lo que vale, tiene su coste y no es económico: son noches en vela y domingos y festivos pendientes del portal de subastas. La razón es que los postores esperan hasta el límite del plazo para lanzar sus ofertas, sin tener en cuenta si es día laborable o de descanso, y además se cierran los concursos a medianoche, pero si alguien puja se alarga otra hora más, de manera que la pelea por quedarse con una propiedad puede prolongarse toda la noche. El plazo puede estirarse hasta 24 horas más.
Aunque estas subastas están abiertas a particulares, la mayoría son empresas o entidades bancarias que contratan a procuradores para encargarse del papeleo y realizar las pujas. "Para un particular tiene su complicación porque luego tiene que ir al juzgado a reclamar la posesión, pedir el decreto de adjudicación, acudir al registro...", explica el procurador Javier Touceda.
Sin embargo, para su colectivo con la puesta en marcha del sistema de subastas electrónicas su trabajo se ha complicado. El plazo para hacer pujas es de 20 días naturales, no hábiles, de manera que puede caer en festivo o en domingo. Los procuradores piden además que se cambie el límite de las 00.00 horas de la noche porque les obliga a estar en alerta hasta altas horas de madrugada pendientes de las pujas.
Aunque hay un porcentaje importante de subastas desiertas, hay otros bienes que son muy codiciados, sobre todo viviendas y plazas de garaje. Sin embargo, en el listado de propiedades embargadas hay desde acciones en empresas, a camiones, carpinterías, hoteles, bodegas y hasta piezas de ferretería. En Salvaterra de Miño incluso se subastó una factoría de conserva valorada en 14,2 millones que se compró por solo 2,7 millones.
