El sistema eléctrico español cuenta con un as bajo la manga para afrontar aquellos momentos en los que hay problemas de generación o un exceso de demanda y se necesitan medidas especiales que amparen el consumo. Es el servicio de interrumpibilidad. Empresas que son grandes demandantes de electricidad se postulan como voluntarias para que se les corte el suministro en esos instantes de dificultad a cambio de un descuento en él recibo de la luz. Desde hace dos años, REE y el Ministerio de Industria organizan subastas para elegir a los beneficiarios. Fue una de ellas, tras quedarse fuera, la que provocó la gran polémica de Alcoa y su amenaza de despidos.

La inversión en este año asciende a 500 millones de euros. Y de momento no se ha echado mano del servicio de interrumpibilidad. "No está funcionando porque afortunadamente España no lo necesita -reveló ayer Miguel Duvison-. Ahí está por si se necesita". Una situación muy diferente a la que había antes de la crisis, cuando no sobraba producción de electricidad como ahora. REE e Industria trabajan igualmente en la subasta del año que viene, con la intención de convocarla en septiembre. Pero sin garantías de que así sea a la espera de lo que ocurra con la formación de un nuevo gobierno o la repetición de las elecciones. ´