La Consellería de Medio Ambiente ultima su primer plan de lucha contra los envenamientos tanto de fauna silvestre como de animales domésticos. Por un lado, estrechará la vigilancia para evitar estos casos mediante la elaboración de un mapa de riesgo y el control del suministro de las sustancias tóxicas causantes de las muertes. Y además se reforzará la persecución de los autores mediante la colaboración con el ministerio fiscal. Los agentes trabajarán sobre el terreno buscando pruebas y los veterinarios deberán comunicar a la Xunta todos los incidentes de envenenamiento que conozcan.
El departamento que dirige Beatriz Mato argumenta que la colocación de cebos envenenados en el medio natural "produce anualmente la muerte de gran número de ejemplares de animales domésticos y de fauna silvestre protegida". "Es un importante factor de riesgo para la conservación de especies amenazadas, al mismo tiempo que para la salud de las personas", añaden.
Aunque puede haber muchos más casos, la Xunta explica que en el periodo 1997-2014 han sido comunicadas a las autoridades un total de 296 muertes de animales por envenenamiento. El perro es, con diferencia la especie más afectada, seguida de los córvidos (aves de la familia de los cuervos), el lobo y el zorro. Pero incluso han llegado a morir ejemplares de fauna protegida como un oso pardo que apareció muerto en Os Ancares en el año 2000 tras haber ingerido veneno.
Lo que más se utiliza para intoxicar a estos animales son plaguicidas, entre ellos las estricninas. Y la Xunta advierte que hay diferencias importantes por provincias. Mientras la incidencia es alta en Pontevedra y A Coruña, en Lugo, por ejemplo, es muy reducida. La consellería vincula estos casos de envenamiento a varias causas: los ganaderos que buscan defender sus animales de los ataques de predadores como el lobo, los agricultores afectados por daños de la fauna silvestre como el jabalí, los cazadores que quieren eliminar predadores de especies cinegéticas de caza menor, posibles disputas entre titulares de terrenos (cinegéticos o no) o simplemente la intención de causar daño a animales de compañía o a sus dueños.
Aunque los envenenamientos están ya legalmente sancionados, la Xunta tendrá ahora una actitud activa para erradicar estos casos. Para ello promoverá la especialización y formación de su personal y se le suministrarán los medios necesarios para perseguir estas conductas. Para reforzar la investigación se buscarán, recogerán y analizarán cebos y cadáveres de fauna para lo cual se podrán usar equipos caninos que se encarguen de rastrear estos señuelos. Luego enviarán las muestras al laboratorio para su análisis. Los agentes y fuerzas de seguridad podrán también registrar propiedades y vehículos si sospechan de la posible autoría del envenenamiento. La Xunta vigilará además el suministro de pesticidas y sus puntos de almacenamiento.
Los autores de estos envenenamientos serán sancionados, pero además la Xunta podrá suspender de forma temporal la activididad cinegética en un terreno afectado.
