Las caras de los dirigentes del PP gallego a última hora del pasado 20 de diciembre en el hotel donde comparecían ante la prensa no dejaban lugar a muchas interpretaciones: el resultado había sido malo también en Galicia.

Aunque la debacle era menor que la media del partido en España, sobre todo no era lo esperado por su líder, Alberto Núñez Feijóo.

Al menos para los planes de futuro de este funcionario del cuerpo superior de la administración gallega que en verano cumplirá 55 años, natural de Os Peares (Ourense) y que hoy ha anunciado, tras meses de profunda reflexión, que se presentará de nuevo a la Presidencia del PP gallego y optará a un tercer mandato en la Xunta, donde gobierna desde 2009.

Antes había ocupado cargos en la administración autonómica y en la general del Estado, fue director general de empresas públicas como Correos, conselleiro, vicepresidente de la Xunta y, durante cuatro años (2005-2009), líder de la oposición.

Desde su primera victoria en las urnas en marzo de 2009, sobre todo en los últimos meses, se ha incrementado la sensación de que en cualquier momento podría dejar la política gallega y dar el salto a Madrid, unos rumores que justo antes de las elecciones del 20 de diciembre iban en aumento y que algunas declaraciones suyas no exentas de ambigüedad calculada alimentaban.

"No se preocupen tanto por el futuro ni por mí, porque pasa, pero mi compromiso por Galicia no pasará nunca", dijo a los portavoces de la oposición apenas dos meses antes de las elecciones, en octubre del pasado año, durante el debate de Autonomía del Parlamento gallego.

Y en esa misma sesión del debate de Autonomía, el último de la legislatura, ya había expresado con voz temblorosa que ser presidente de Galicia era "el mayor honor" que podía tener, algo que ha repetido hasta la saciedad desde entonces y que muchos interpretaron como el avance de una despedida.

Ha repetido en bucle el honor que supone ser presidente de Galicia y su lealtad inquebrantable al líder de su partido, Mariano Rajoy, cada vez que se le preguntaba por sus opciones de ir a Madrid e incluso de relevar al presidente del Gobierno en funciones.

Pero ya antes de esas declaraciones de octubre, en enero de 2013, cuando fue elegido de nuevo líder en el XV congreso del PP gallego en Lugo, había advertido de que había que renovar el partido y de que al término de ese mandato (2016) contaba con "entregar" un partido más joven y mejor del que se había encontrado en 2006, cuando relevó a Manuel Fraga.

A esto se une que en múltiples ocasiones, tanto en público como en privado, ha mostrado su convencimiento de que dos legislaturas al frente de una administración pública son suficientes.

Tras el varapalo de las municipales de mayo de 2015 anunció un cambio de "políticas, actitudes y personas", que llevó a cambiar a tres de los cuatro presidentes provinciales en los congresos realizados de modo inusual el pasado mes, antes del autonómico.

Núñez Feijóo necesitaba disponer de más tiempo, un tiempo que el resultado de las elecciones del 20 de diciembre no le ha concedido.

La aritmética parlamentaria y la ausencia de voluntad real de pacto entre los distintos partidos tras las elecciones de diciembre ha hecho que a día de hoy, más de cien días después de los comicios, aún no haya gobierno en España y que, si no alcanzan un acuerdo, una nueva convocatoria electoral se celebre el 26 de junio.Convocatoria a la que, de producirse, Mariano Rajoy sostiene que irá de nuevo liderando al PP.

Así que sin gobierno liderado por el PP, uno de los escenarios posibles y que permitiría un relevo ordenado en la formación; sin ejecutivo formado por otros partidos con el PP en la oposición, el otro escenario barajado, que podría precipitar los cambios en el partido y con las elecciones gallegas cada vez más próximas, Núñez Feijóo se vio en la necesidad de estudiar de nuevo todas sus opciones.

Es cierto que Núñez Feijóo nunca ha confirmado su intención de dar el salto a Madrid y únicamente señaló que el verano pasado tuvo una conversación con Mariano Rajoy en la que ambos exploraron, según dijo, su disponibilidad y en la que le trasladó al presidente del Gobierno que lo mejor en aquel momento era seguir en Galicia.

En este tiempo de reflexión, Núñez Feijóo no ha dejado de fustigar a los que denomina gobiernos de Podemos, denominación en la que incluye a las mareas en Galicia, de las que ha llegado a decir que un gobierno con estos partidos sería "peor que la crisis".

La crisis fue el gran adversario en las urnas en las últimas autonómicas, de octubre de 2012, en las que pese a un importante descenso de votos Feijóo revalidó y amplió la mayoría absoluta en el Parlamento en un momento en el que la situación económica se había llevado por delante a gobiernos de todos signo político en Europa.

Esta semana, con los datos de PIB, déficit y deuda de 2015 cerrados, ha asegurado que la economía gallega ha entrado en un "círculo virtuoso" con un "crecimiento sano", ya que ha crecido igual que la media, un 3,2%, pero ha sido una de las tres únicas autonomías en cumplir el objetivo de déficit y ha incrementado en menor medida que el resto su deuda, que aun así se ha disparado a más de 10.300 millones, el 18,6% de su PIB.

El paro, sin embargo, sigue siendo el caballo de batalla y el primer problema de Galicia, -junto con la demografía-, con 235.268 personas desempleadas según los datos de paro registrado de febrero.

Ahora, se ha fijado Feijóo como reto intentar lograr la mayoría absoluta de nuevo en las elecciones de otoño e impedir que las candidaturas formadas por las Mareas, que en diciembre lograron ser segunda fuerza en Galicia por delante del PSdeG, lleguen al gobierno.

Eso sí, sin perder de vista lo que pase en Madrid, tanto si hay nuevas elecciones como si no y con la intención, esta vez sí, de no repetir de nuevo en Galicia.