En privado, el presidente de la Xunta afeaba recientemente entre sonrisas a los periodistas la perseverancia en preguntarle sobre su futuro, insistiendo en que no desvelaría si optaba a un tercer mandato hasta convocar el congreso autonómico de su partido, fecha que revelará el sábado. Pero la prensa no es la única expectante. La tensión crece en el PP para conocer si Alberto Núñez Feijóo, al que definen como "el mejor candidato a la Xunta", dejará el barco para dedicarse a la empresa privada o continuará en la política gallega, opción que dan por hecha la mayoría de dirigentes debido a la presión interna. Los mensajes para evitar su adiós no dejan de emitirse desde la cúpula de los populares gallegos, pero también desde la cúspide estatal. El presidente del partido y responsable del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, ya dejó clara su preferencia cuando antes de las elecciones descartó llevárselo a Madrid y ayer matizó que Feijóo también debe pensar en el bien de sus siglas. "Solo espero que tome una buena decisión para él y para su partido", espetó.

Con pocas palabras, Rajoy mostró a Feijóo su deseo de que continúe al frente del PPdeG y se enfrente este año a las urnas en lugar de probar suerte en la empresa privada, decisión que previsiblemente desvelará el sábado tras descartar el salto a la política madrileña, toda vez que el liderazgo del presidente del Gobierno en funciones se mantiene inalterable y repetirá como candidato si se celebran otra vez las generales el 26 de junio. Ese calendario es el que, reconocen algunas voces en el PP, está detrás de tantos meses de misterio.

Horas después de hablar Rajoy, Génova fue más explícita a través del vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado. "Decida lo que decida Alberto, tiene todo nuestro apoyo. A mí me encantaría que siguiera en el partido. Sé que es una persona muy competente también en el ámbito privado, pero es de la gente que necesitamos. En el partido necesitamos a los mejores. Lo queremos mucho tiempo con nosotros", declaró antes de alabarlo como presidente de la Xunta. "Mi deseo personal es que lo siga siendo, pero evidentemente vamos a apoyar su decisión", añadió.

Feijóo, que ayer participó en la reunión del grupo del PP en el Parlamento gallego durante el pleno con normalidad, ha asegurado que solo anunciaría su futuro a partir del comité ejecutivo que fijará la fecha del cónclave gallego del PPdeG, que se celebrará en mayo, pero también que los primeros en conocerla serían sus compañeros. El sábado los tendrá a todos reunidos en un hotel de Santiago donde en 2005 proclamó su candidatura a la Xunta tras vencer la disputa interna para relevar a Fraga. A pesar de ello, fue en un medio madrileño donde acotó sus opciones a dos: la política gallega o la empresa privada.

Rajoy eludió ayer concretar si ya conoce su decisión, tras hablar con él "bastantes veces al mes" y mantener el pasado día 13 una comida tras el congreso del PP pontevedrés. "No entremos en detalles", se zafó de las preguntas en Onda Cero, donde explicó que los "clamores" para pedirle a Feijóo que siga en su puesto "se pueden manifestar de maneras muy diferentes". "En Galicia los manifestamos de forma distinta a otros lugares de España donde son más explícitos y expresivos. Nosotros también somos explícitos y expresivos a nuestra manera", añadió el presidente del Gobierno en funciones. Este no quiso profundizar en la cuestión gallega y solo reconoció que abordó con él "una operación que sería muy importante para los astilleros gallegos".

De momento, a Feijóo le han pedido en Galicia que continúe porque es "el mejor candidato" o el "único" que puede reeditar la mayoría absoluta su número 2 y vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda; el presidente del Parlamento gallego, Miguel Santalices -"es muy difícil que diga que no", ha reconocido-, y el portavoz parlamentario, Pedro Puy, entre otros muchos. Y desde Génova han llegado mensajes similares de Antonio Maíllo o Pablo Casado. Quien hablaba por su boca era Rajoy, sabedor de que la principal carta para mantener Galicia en un momento crítico para el PP es Feijóo.

El partido en Galicia da por hecho que Feijóo se enfrentará a una tercera cita electoral, con la sombra del desgaste de las siglas populares como principal amenaza. Tiene tres escaños de colchón, pero sabe que sin mayoría absoluta no gobernará ante una alianza de izquierdas PSdeG-Mareas-BNG. Negarse a la petición de su partido en horas bajas cuando lleva desde los 90 en el servicio público no constituiría la despedida deseada.

En septiembre el cuarentón que tumbó al bipartito cumplirá 56 años y se encuentra en una encrucijada. Ha dicho que dos legislaturas son suficientes en un cargo, pero también que una tercera podría ser asumible. Y el calendario se ha encargado de borrar Madrid de sus planes.

Desde su victoria en 2012, las siglas del PP se han agrietado por los recortes y la crisis y el empuje de las fuerzas emergentes. Solo gobiernan una de siete ciudades (Ourense) y una de cuatro diputaciones (Ourense) y la posibilidad de ser apeado de San Caetano es un escenario que rechaza Feijóo como epílogo político.

Pero el PP empieza a atisbar una opción de reeditar su mayoría absoluta por la crisis de sus rivales, algo que hace seis meses consideraban una quimera. El nacionalismo se mantiene roto; la Marea sufre tensiones entre Podemos y la Anova de Xosé Manuel Beiras; y el PSdeG está descabezado tras el adiós de Besteiro.

Mientras, el PSdeG censura su secretismo. La presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, criticó que Feijóo "tome el pelo a los gallegos" manteniendo la incógnita sobre su futuro "durante meses". También le afea que revele su decisión en un acto del PP y alertó contra una posible comunicación en ese foro de la fecha de las autonómicas. Feijóo ya ha descartado un adelanto.