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El patrimonio artístico en manos de Galicia · La Xunta

La Administración tiene mucho arte

La Xunta posee dos mil obras repartidas en sus múltiples sedes - Nombres como Picasso, Kandinsky, Warhol, Goya, Miró o Francis Bacon se codean con los de Seoane, Maside o Leiro

"Sin título", litografóa de Joan Miró.

El mercado del arte sorprende a veces con cifras astronómicas, como la cantidad, que trascendía el mes pasado, con la que un magnate de las finanzas estadounidense pulverizaba todos los registros: pagó 500 millones de dólares por un lienzo de Willem de Kooning y otro de Jackson Pollock. Aunque la compra de las obras de los dos expresionistas abstractos batió récords y supone un desembolso equivalente a lo que costó el aeropuerto de Ciudad Real, no es inusual que algunos compradores ofrezcan cantidades estratosféricas en las subastas. Entre los favoritos, aquellos por los que están dispuestos a pagar más, menudean los artistas ya fallecidos. Así, el pintor que recaudó más dinero en el mercado internacional en la primera mitad del año pasado, según Artnet, una empresa de referencia en el sector, fue Picasso.

Precisamente un trabajo del malagueño puede hallarse entre el generoso patrimonio de bienes de carácter histórico artístico (unos dos mil, sin contar numerosos archivos) que posee la Administración autonómica y que el Ejecutivo gallego ha hecho público por primera vez. En concreto, de Picasso consta una obra y de Andy Warhol, el tercer autor que generó más dinero de enero a julio del año pasado, Galicia también tiene un ejemplar: "Joseph Beuys in Memoriam", en el Centro Galego de Arte Contemporánea. Un Miró, que estaría en noveno lugar en el "top ten" de ventas, figura asimismo en la colección de la Xunta, aunque en el inventario no se consigna el valor de las obras o la cuantía de su adquisición, a diferencia del listado de patrimonio difundido por el Parlamento gallego.

Aunque los bienes artísticos que guarda la Administración están repartidos por toda Galicia y decoran desde centros educativos o sanitarios a rotondas, el grueso se concentra en lugares consagrados al arte y al patrimonio, como el Arquivo del Reino de Galicia, el Museo de Belas Artes o el CGAC, y en las sedes institucionales de la Xunta, sobre todo San Caetano y Monte Pío. Aparte, 150 obras actúan como embajada de la creatividad gallega desde la Casa de Galicia en Madrid.

En la enumeración difundida por el Ejecutivo se pueden encontrar, explica la perito tasadora Ana Paula Castro, artistas de referencia local y de "relevancia" internacional. En el largo listado, en el que la Consellería de Cultura e Educación acapara la mitad de los bienes,, aparte de Picasso, Warhol o Miró, aparecen otros referentes universales como Francisco de Goya o Francis Bacon, otro cotizado nombre que fue noticia no hace mucho después de que robaran cinco obras suyas en Madrid. Y gracias al CGAC, que dispone de partidas para adquirir obra, Galicia cuenta con una representación simbólica, pero "importante", de autores extranjeros, según explica Juan Monterroso, decano de Historia de Santiago, como Kandinsky, Haring, Kounellis, Cragg, Cucchi, Christo o F. Clemente.

No obstante, en la antología reunida por las autoridades autonómicas, por adquisiciones, herencias o cesiones, los gallegos pueden afirmar que son profetas en su tierra, ya que son los mejor representados, indica Monterroso. En su recuento destaca a Seoane, Maside, Leiro, Arturo Souto, Manolo Moldes, Acisclo Manzano, Tino Grandío, Manolo Paz, Din Matamoro, Silverio Rivas, María Antonia Dans, Laxeiro, Manolo Paz, Berta Álvarez Cáccamo, Xaime Quessada, Cristino Mallo, Leopoldo Nóvoa, Julia Minguillón o Ignacio Basallo, pero concede que podría citar a "muchos más" y "también serían correctos". Entre esos "muchos más" estarían, por ejemplo, Díaz Pardo, Asorey, Lamazares, Virxilio, Quintana Martelo, Sucasas, Colmeiro, Leopoldo Nóvoa, Reimundo Patiño, Antonio Murado, Lugrís, Menchu Lamas, Llorens, Pérez Vicente, Castillo...

Pero aun con ese abundante patrimonio, en el que se incluirían archivos enteros, facsímiles, una colección de loza antigua de Sargadelos y otra de conchas australianas, composiciones musicales, piezas etnográficas o crucifijos, Ana Castro echa a faltar a Castelao, Maruja Mallo o Sotomayor. Estos autores sí están representados en las colecciones de Abanca y de Afundación, herederas de los catálogos de las antiguas cajas gallegas. Castro y Monterroso opinan que la colección de la Xunta "no se puede comparar" con la de las entidades financieras. La primera alega que las de las cajas eran colecciones "mucho más estudiadas artísticamente" y el segundo enfatiza que "tienen un alcance en el tiempo mucho más amplio" y son más selectivas. Lo que no quiere decir, recalca Monterroso, que la atesorada por la Xunta de Galicia "sea mala", sino que "responde a su razón de ser".

Aunque sus dimensiones cuantitativas no tienen nada que envidiar a las colecciones de las extintas cajas gallegas, el patrimonio de bienes artísticos reunido por la Administración autonómica no puede considerarse por sí mismo una colección. La aclaración la realiza Juan Monterroso, profesor de Historia del Arte y decano de la facultad de Historia de la Universidade de Santiago, quien explica que no se puede hablar "en sentido estricto" de colección porque "aunque el propietario sea la comunidad autónoma", las obras "responden a criterios de selección diversos y diferentes dependiendo de cada caso". "Es decir, no hay una intención programática en lo que sería el conjunto", proclama.

Eso no le resta valor al inventario. De hecho, afirma de forma taxativa que "la selección de autores gallega es excepcional", hasta el punto de que puede "entenderse como el conjunto más completo relativo al siglo XX con el que cuenta Galicia, en especial en la producción de la segunda mitad de siglo". No solo, argumenta, por el número de autores y de obras de cada uno de ellos, sino también por la variedad de disciplinas y soportes recogidos en la recopilación. Frente a los artistas de casa opone que la presencia de autores de otras procedencias "es importante, pero no supone una valoración excepcional, más allá del hecho de contar con una colección variada pero, por el mismo motivo, irregular y poco homogénea", afirma.

Aunque apunte medio centenar de piezas que considera "significativas y representativas", entre las que figuran "Home tumbado", de Xaime Quessada, "Retrato", de Maside, "Arbotante", de Silverio Rivas, "Desnudo apoyado nunha cadeira", de Seoane, "Sin título", de Miró, o "El pájaro muerto", de Julia Minguillón, Monterroso prefiere hablar de "autores representativos". "En el caso gallego" valora "el hecho de contar con obra de Seoane, Leiro, Arturo Souto, Manolo Moldes, Din Matamoro, Acisclo Manzano, Grandío, Manolo Paz, Silverio Rivas, Dans, Xaime Quessada, Álvarez Cáccamo..." Mientras, en lo relativo a creadores de fuera de las fronteras de la comunidad apunta, "por su fama", a personajes de la talla de Warhol, Kandinsky, Judd, Kounellis, Haring, Aconchi, Clemente, Cucchi, Cragg o Christo. "Tanto en un caso como en otro el solo hecho de tener una obra de estos autores es importante", subraya, y añade: "Más en el caso de los gallegos, donde se recorre parte de su producción".

Para Monterroso, plantearse una valoración económica de lo que encierran los muros de las sedes institucionales de la Administración, museos, colegios o centros sanitarios es una tarea ardua. Lo que sí admite es que "en cualquier caso, sería muy alta".

Asimismo, retomando la cuestión de colección sí, colección no, apunta, como "dato fundamental", que "todas o la mayoría de las obras que se encuentran en carreteras o centros de enseñanza", por ejemplo, "responden a la política del 1% cultural". Por ello, explica, "no tienen por qué tener relación entre sí". Se trata, aclara, de "adquisiciones puntuales y varían dependiendo del contexto y del momento".

Juan Monterroso - Decano de la Facultad de Historia de la Universidade de Santiago

"Una selección de la obra de autores gallegos excepcional"

Aunque sus dimensiones cuantitativas no tienen nada que envidiar a las colecciones de las extintas cajas gallegas, el patrimonio de bienes artísticos reunido por la Administración autonómica no puede considerarse por sí mismo una colección. La aclaración la realiza Juan Monterroso, profesor de Historia del Arte y decano de la facultad de Historia de la Universidade de Santiago, quien explica que no se puede hablar "en sentido estricto" de colección porque "aunque el propietario sea la comunidad autónoma", las obras "responden a criterios de selección diversos y diferentes dependiendo de cada caso". "Es decir, no hay una intención programática en lo que sería el conjunto", proclama.

Eso no le resta valor al inventario. De hecho, afirma de forma taxativa que "la selección de autores gallega es excepcional", hasta el punto de que puede "entenderse como el conjunto más completo relativo al siglo XX con el que cuenta Galicia, en especial en la producción de la segunda mitad de siglo". No solo, argumenta, por el número de autores y de obras de cada uno de ellos, sino también por la variedad de disciplinas y soportes recogidos en la recopilación. Frente a los artistas de casa opone que la presencia de autores de otras procedencias "es importante, pero no supone una valoración excepcional, más allá del hecho de contar con una colección variada pero, por el mismo motivo, irregular y poco homogénea", afirma.

Aunque apunte medio centenar de piezas que considera "significativas y representativas", entre las que figuran "Home tumbado", de Xaime Quessada, "Retrato", de Maside, "Arbotante", de Silverio Rivas, "Desnudo apoyado nunha cadeira", de Seoane, "Sin título", de Miró, o "El pájaro muerto", de Julia Minguillón, Monterroso prefiere hablar de "autores representativos". "En el caso gallego" valora "el hecho de contar con obra de Seoane, Leiro, Arturo Souto, Manolo Moldes, Din Matamoro, Acisclo Manzano, Grandío, Manolo Paz, Silverio Rivas, Dans, Xaime Quessada, Álvarez Cáccamo..." Mientras, en lo relativo a creadores de fuera de las fronteras de la comunidad apunta, "por su fama", a personajes de la talla de Warhol, Kandinsky, Judd, Kounellis, Haring, Aconchi, Clemente, Cucchi, Cragg o Christo. "Tanto en un caso como en otro el solo hecho de tener una obra de estos autores es importante", subraya, y añade:_"Más en el caso de los gallegos, donde se recorre parte de su producción".

Para Monterroso, plantearse una valoración económica de lo que encierran los muros de las sedes institucionales de la Administración, museos, colegios o centros sanitarios es una tarea ardua. Lo que sí admite es que "en cualquier caso, sería muy alta".

Asimismo, retomando la cuestión de colección sí, colección no, apunta, como "dato fundamental", que "todas o la mayoría de las obras que se encuentran en carreteras o centros de enseñanza", por ejemplo, "responden a la política del 1% cultural". Por ello, explica, "no tienen por qué tener relación entre sí". Se trata, aclara, de "adquisiciones puntuales y varían dependiendo del contexto y del momento".

Ana Paula Castro - Directora y perito tasador en Galantiqua

"Se echa de menos algo de Sotomayor, Castelao o Maruja Mallo"

Como experta tasadora, Ana Paula Castro, de Galantiqua, en una hipotética situación de apuro que obligara a la Administración a desprenderse de alguna pieza artística, recomendaría empezar por la pintura, que "ahora mismo" es "lo que más se cotiza", lo que da un "mayor beneficio". Con todo, matiza que no son buenos tiempos para la venta y si la Administración tuviera que deshacerse de alguna obra para intentar sacar rentabilidad "tendría que ser de pintura de grandes nombres". Claro que los precios por los que el Ejecutivo adquirió "alguna de las piezas (por no decir la mayoría) no se alcanzarían en la actualidad", avisa.

En el mercado, dice, lo que rige es la ley de la oferta y la demanda. "Para que interese al mercado habría que hablar de obras de calidad, de artistas conocidos como Seoane, Laxeiro, Leiro, Granell o Dans". Incluso así, advierte, "hay que encontrar al comprador adecuado que quiera invertir ahora mismo en arte gallego". El valor de una pieza de estos artistas en el mercado de Madrid o Barcelona, apostilla, baja de "manera considerable". Aun así, concede que hay creadores con "una mayor venta o con una venta más rápida porque, por así decirlo, "siempre gustan", como "quizás Seoane, que ha experimentado una fuerte subida en su cotización en este último año, y Laxeiro". Sin embargo, previene, "no vale todo":_"Tienen que ser obras de calidad, lienzos con temas interesantes y de un buen tamaño". Asimismo, por la polémica suscitada con la fábrica de Sargadelos, en los últimos años se busca obra de Isaac Díaz Pardo, apunta.

Añade que en los circuitos de venta de obras de artistas en activo habría que tener "muy en cuenta" la colección del CGAC, "con importantes obras de Leiro, Gabriel Orozco, Antonio Murado, Vilariño y el italiano Sandro Chia, que puede tener una mejor acogida en el mercado actual y una mayor rentabilidad económica".

Puestos a hablar de piezas, aunque matiza que habría que verlas para valorar su calidad técnica y estética, destacaría, a grosso modo, "cualquier obra de Seoane y de Laxeiro, las obras de Francisco Llorens, una escultura de Leiro, cualquiera de Díaz Pardo, Souto o Granell, pasando directamente a las pocas obras de artistas no gallegos de importante proyección que presenta la colección, como Kandinsky, Miró, Tàpies, Goya, Sorolla, Benjamín Palencia, Saura y Picasso".

Al igual que Monterroso, Castro considera que la colección en manos de la Xunta es "muy heterogénea" y "no sigue una línea artística definida", ya que se fue formando a lo largo del tiempo con "circunstancias, responsables y situaciones económicas variables". Considera que al lado de artistas muy locales con "proyección exterior muy baja" conviven pocos autores (y con poca obra) no gallegos "de relevancia". Asimismo, apunta que hay pintores y escultores representados con gran número de obras, como Virxilio, Alfonso Costa, Sucasas, Sevillano, Manzano o Ramón Conde, entre otros, "y sin embargo se echa de menos alguna representación de Sotomayor, Castelao o Maruja Mallo".

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