A unos meses de que se celebren elecciones autonómicas en Galicia, el PSdeG se encuentra descabezado. José Ramón Gómez Besteiro cedió a las presiones internas y externas ante el cerco judicial planteado sobre su figura y dimitió ayer como secretario xeral de los socialistas. Su adiós se produjo una semana después de que trascendiesen sus nuevas seis imputaciones por presuntos delitos de corrupción -acumula 10-, lo que ya provocó que renunciase a las primarias para ser candidato a la Xunta.

El político lucense convocó ayer de urgencia a su ejecutiva para trasladarles su decisión, que ha provocado que el partido quede en manos de una gestora, y abrir una crisis sin precedentes en un PSdeG cuyas expectativas electorales se reducen tras haber sido superado por En Marea en las elecciones generales. "Es lo mejor para mi partido y para mi país", alegó ante los medios para justificar su decisión, tras "haber reflexionado muchísimo" desde que el sábado pasado anunciase su renuncia a competir por la Xunta, como entonces adelantó FARO.

El dirigente negó "en absoluto" que su decisión se debiese a la petición expresa de Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, o a presiones para ceder el timón del partido, a pesar de que no solo en privado, sino en público, la voz con más peso de su partido tras Sánchez, la presidenta andaluza Susana Díaz abogó por su dimisión. No fue la única. En privado también arreciaron las peticiones, a pesar de que Besteiro se mantiene en condición de investigado -antes imputado- y, por tanto, no incumple el código ético socialista, que fuerza a dimitir una vez se fija fecha para un juicio oral. A pesar de ello, Besteiro negó que nadie le pidiese su dimisión y aseguró que cuando se lo comunicó el jueves a Sánchez este le mostró su "absoluto respeto", expresión que también recogió ayer la ejecutiva federal, que reiteró su presunción de inocencia.

La gravedad de las acusaciones planteadas por la juez Pilar de Lara, sin embargo, ha acabado por enterrar su carrera política y lo han forzado a retomar su actividad profesional como abogado, que dejó en 1999 cuando entró como concejal en el gobierno lucense dirigido por Xosé López Orozco, su mentor.

"Es una decisión libre, personal y responsable", insistió ante los micrófonos el ya exlíder socialista, mensaje calcado a la intervención ofrecida la semana pasada. "No seré usado como una excusa para el cambio", porfió después de que hubiese dejado la semana pasada la incógnita de si optaría a mantener la dirección del PSdeG.

Con sus palabras, Besteiro reconocía implícitamente que se había convertido en una china en el zapato de Sánchez, que desembarcó el jueves día 10 en A Coruña para acercarse a las Mareas de su mano. Un día después, sin embargo, este recibió la noticia de sus nuevas imputaciones y de aliado pasó a ser una molesta presencia para su jefe de filas, que negocia contrarreloj para lograr ser investido presidente del Gobierno y evitar nuevas generales.

El acuerdo con Ciudadanos excluía de las listas electorales a los imputados -acuerdo que Besteiro respalda-, pero la renuncia de las primarias del gallego no había satisfecho del todo a los de Albert Rivera y otorgaba munición al PP para contrarrestar el cerco judicial a Rita Barberá, senadora y expresidenta de la Comunidad de Valencia. Hasta Susana Díaz pedía su cabeza tras la declaración judicial de los expresidentes Chaves y Griñán. El apoyo de Sánchez le duró a Besteiro una semana.

El fin de la carrera política del lucense, sin llegar a ser diputado ni candidato a presidir el Ejecutivo, se fraguó en el juzgado de Lugo que dirige Pilar de Lara. El año pasado, lo imputó en el caso Garañón por la supuesta recepción de sobornos a cambio de una licencia de obra durante su etapa de concejal. Lo investiga por cuatro delitos. La semana pasada, sumó, en este caso por su pasado en la Diputación de Lugo -sus dos únicos cargos públicos hasta el momento-, otros seis del calado de cohecho, prevaricación, tráfico de influencias, fraude a las administraciones públicas y en subvenciones y delito continuado de malversación de caudales públicos. Su declaración está prevista para el 11 de mayo. En el caso Pulpeiro, la juez investiga el uso de subvenciones del programa KM0 para fines ilícitos, concursos amañados y adjudicaciones irregulares, así como viajes a Eurodisney, India u Holanda para funcionarios. El PSOE vincula estos últimos con la etapa del popular Francisco Cacharro Pardo.

"Estoy seguro de mi total inocencia", proclamó de nuevo Besteiro en una sala de prensa donde, a diferencia de la semana pasada, no contó con cargos de su partido en primera fila. Además, su intervención se produjo ante una treintena de periodistas que forzó el cambio de ubicación de su intervención porque el espacio inicialmente previsto se había quedado pequeño. En la sala sí se encontraba Pilar Cancela, número 2 de Besteiro y ahora la presidenta de la gestora, así como otros cargos socialistas.

El dimisionario líder socialista evitó respaldar la acusación del PSOE lucense a la juez de actuar de manera politizada, si bien dejó clara su opinión. "Ya saben lo que pienso", repitió a varias preguntas después de que la semana pasada insinuase una cacería política, dejando constancia de lo que sospecha no son casualidades, como sus imputaciones con casos de hace una década o que afecta a medidas de la administración del PP -aunque también a otros viajes durante su mandato- o su llamada a declarar justo el día en que sus abogados no podían acudir a los juzgados.

Finalmente, evitó pronunciarse sobre las consecuencias de su adiós sobre el partido a meses de las elecciones gallegas, si bien de puertas para adentro los cuadros socialistas temen una debacle histórica. También recordó que en caso de producirse un adelanto electoral, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, debería justificarlo. No concretó a qué rivales políticos comunicó su dimisión.