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Renovación forzosa en el PSdeG

Un líder noqueado por la juez De Lara

-La carrera de Besteiro llega a su fin sin acudir a las urnas debido a las diez imputaciones - Se va sin reconstruir la unidad al partido y con el PSdeG como tercera fuerza de Galicia

Besteiro charla con Sánchez durante un congreso del PSOE. // FdV

Besteiro no ha perdido el liderazgo del PSdeG, como suele ser lo habitual, tras una debacle electoral. Ha sido noqueado por la juez Pilar de Lara y las diez imputaciones que le endosó en dos operaciones judiciales, la Garañón y la Pulpo, la primera centrada en la etapa de Besteiro como concejal del Ayuntamiento de Lugo y la segunda, como presidente de la Diputación de Lugo. No tuvo ni tiempo de medir su capacidad y fortaleza en unas elecciones autonómicas como cabeza de cartel. De Lara se encargó de derrotarlo sin necesidad de urnas.

Tras la renuncia a ser candidato a la Xunta porfió en el cargo de secretario xeral con el respaldo de Pedro Sánchez. Pero la presión sobre el líder nacional del partido, tanto dentro de su formación -la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, fue especialmente beligerante- como fuera, ha llevado a Sánchez, que se juega también su futuro político, a dejarlo caer.

La historia reciente de Besteiro tiene sus particulares viernes negros. Un 3 de julio de 2015 De Lara le comunicaba las primeras cuatro imputaciones por el caso Garañón sobre los supuestos favores que recibió en la compra de su piso. Otro viernes, el 20 de noviembre, fue citado a declarar como imputado. El 11 de marzo, de nuevo un viernes, la misma juez le daba a conocer otras seis imputaciones por su gestión al frente de la Diputación de Lugo en relación al programa de promoción turística "Kilómetro 0", lo que le llevó a renunciar a encabezar la candidatura a la Xunta. Y ayer, se vio forzado a abandonar la secretaría xeral del PSdeG.

Entre el primer y el último viernes negro de Besteiro se libró una intensa batalla entre la juez y el ya exlíder socialista, quien lanzó una ofensiva contra la magistrada para intentar cerrar las causas por improcedentes y apartar a De Lara de la instrucción. La liza se inclinó a favor de la magistrada.

Dos años y medio duró el político lucense al frente del PSdeG y se va sin cumplir los dos grandes objetivos que asumió al relevar a Pachi Vázquez en noviembre de 2013: devolver la unidad a la organización y erigirse en alternativa al Partido Popular.

En las municipales de 2015 el PSOE perdió 25.000 votos con respecto a 2011 y pasó de ser la segunda a la tercera fuerza en las ciudades de A Coruña, Santiago, Ferrol y Ourense. Pero los socialistas ganaron por goleada en Vigo, sumaron más mayorías absolutas en las villas medias y merced a los pactos, incrementaron el número de alcaldes en Galicia y obtuvieron dos diputaciones más, la histórica de Pontevedra y A Coruña. En las generales de diciembre, el PSOE se dejó en el camino 110.000 votos, perdió dos senadores y pasó a ser al tercera fuerza en Galicia, superada por las Mareas.

Y en cuanto a la unificación del partido, no se ha conseguido. Solo la provincia de Pontevedra se mantiene estable orgánicamente. Es lo más parecido a un baluarte que tiene el PSOE, con Abel Caballero como su máximo exponente al frente del Concello de Vigo avalado por un triunfo masivo en las urnas.

En las demás, lo que falta es precisamente estabilidad. Ni siquiera la hay en Lugo, el feudo de Besteiro. Orozco tuvo que renunciar a la alcaldía de la capital y el secretario provincial, Juan Carlos González Santín, abandonó el cargo tras competir por la presidencia de la Diputación de Lugo y perder frente al candidato que posteriormente se votó a sí mismo y dio, en un primer momento, la Corporación Provincial al PP, motivo por el que fue expulsado del PSOE.

En Ourense, el núcleo de la ejecutiva provincial está controlada por los afines a Pachi Vázquez, quien no duda en airear sus desavenencias con Besteiro, y este tampoco se quedó de brazos cruzados, pues en la elaboración de las candidaturas al Congreso y al Senado cambió a los cabezas de lista, ambos pachistas y a pesar de que fueron los más apoyados en las asambleas locales, para colocar a otros de su cuerda.

En la provincia de A Coruña el partido está ahora en manos de Julio Sacristán, quien asumió el cargo después de un mandato también que acabó con la dimisión de Francisco Caamaño tras perder el pulso interno que mantuvo con el hasta ayer secretario xeral del PSdeG.

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