Agresiones, amenazas, insultos, desobediencia, acoso, abusos de poder, exclusión de compañeros, difusión de rumores o mentiras, provocaciones, interrupciones... Todas son conductas que deterioran la convivencia en los centros, aunque Galicia no tiene por qué preocuparse demasiado a juzgar por los resultados de la macroencuesta, de una "magnitud" sin "precedentes", que la Consellería de Educación realizó entre 200.000 integrantes de la comunidad educativa y que dibuja un panorama donde reina un "buen clima" de convivencia y en el que los conflictos se reducirían a situaciones "puntuales", como destacan desde la Xunta.

Si bien esa parece la conclusión al analizar los más de 18 millones de datos procesados del cuestionario a alumnos, familias, profesorado y otro personal de los centros, la situación se complica al preguntarles a los alumnos de enseñanza postobligatoria (Bachillerato, FP y para adultos). En ese grupo, un 21,6% de los encuestados aprecia actualmente "problemas de convivencia" en su centro. En el resto de los colectivos solo un 9% admite que "existen conflictos". Al contrario, un 83% de las familias cree que no los hay o si los hay son puntuales, porcentaje que asciende al 88% en docentes y al 92% en personal de administración y servicios.

En todo caso, más de la mitad de los participantes en la encuesta que Educación realizó en noviembre entre toda la comunidad educativa como herramienta de "diagnóstico" del clima de convivencia en las aulas y como punto de partida para tomar las decisiones y medidas "correctoras", cree que el clima escolar mejoró (mucho o ligeramente) durante los últimos tres años, mientras un 15% ve un empeoramiento que, para el 2,5%, resultaría "alarmante". Asimismo, la mayoría de padres y docentes se declaran "satisfechos" con los centros y los ven bien cuidados. Los estudiantes son más críticos y su aprobación en ese aspecto se rebaja al 55%.

Educación resalta que casi el 80% del alumnado asegura no haber sufrido ninguna conducta negativa a lo largo de su escolaridad. Sí la habría padecido un 9,8% de los alumnos de enseñanza postobligatoria y, en el caso de la obligatoria (hasta 16 años), el 14,6% admitió haber sido "perjudicado en alguna conducta contraria a la convivencia". Ese porcentaje se traduciría en casi 20.000 estudiantes al tomar de referencia los alumnos a partir de 5º de primaria (curso a partir del que se realizó la encuesta) de centros públicos y concertados. Las familias ofrecen la visión más optimista: solo un 8,5% cree que su hijo sufrió alguna vez alguna conducta que atentara contra la convivencia.

Si aseguran no ser víctimas en la mayoría de los casos, también se declara no culpable de ejercer esos comportamientos sobre los demás el 85% del total. El porcentaje más alto de quienes, en cambio, sí reconocen actitudes reprobables está en Primaria y ESO: un 6,8%. Entre los que cursan estudios no obligatorios, baja al 4,5%. Un 3,3% en obligatoria y un 1,8% de los mayores se declara a la vez perjudicado e infractor.

Los comportamientos criticables que apuntan más los niños son el interrumpir, molestar o no dejar dar clase (que percibe la cuarta parte), el insultar (23,8%), poner motes o reírse de otra persona (22,7%) o llegar tarde a clase (19,1%). Esto último es lo que apuntan los estudiantes de postobligatoria en primer lugar (el 38,2%), seguido, con un 34,6%, faltar a clase sin causa justificada y poner motes (28%). Que sean estas conductas las más percibidas puede relacionarse con la convicción del alumnado de que es "muy o bastante importante" cumplir las normas, respetar al profesorado y los horarios, hacer las tareas y atender las explicaciones. Por su parte, los progenitores dicen tener la percepción sobre todo amenazas, apodos y burlas o agresiones verbales y físicas. Un 1,3% apunta situaciones de acoso o ciberacoso.

Por ello, Rodríguez avanzó que Educación trabaja en un protocolo para "reducir y prevenir problemática en el ámbito de las redes sociales". Para el conselleiro, el resultado del informe, que también apunta que un 75% del alumnado se siente "bastante o muy integrado", es "muy positivo". "La convivencia goza de buena salud", proclamó. Con todo, asegura que su departamento no caerá "en la autocomplacencia y relajación" y que seguirá trabajando par aatajar los "pequeños" problemas que se dan con el objetivo de una "convivencia 100%".