Rajoy volvió a Pontevedra, su ciudad, a la que no va a renunciar como él mismo anunció a los vecinos de la ciudad del Lérez en la carta publicada el domingo en FARO. Y lo hizo en medio de una total normalidad, después de su declaración como persona "non grata" por parte de la Corporación. Regresaba también después del incidente aislado en el que sufrió una agresión en diciembre, en plena campaña electoral. Quizá estos dos episodios provocaron unas excepcionales medidas de seguridad en torno a la figura del presidente, quien a su llegado al Congreso del PP de Pontevedra fue recibido por un grupo de vecinos que, a modo de desagravio por lo ocurrido en el pleno municipal, le aclamaron al grito de "presidente" y le hacían saber a voz en grito que era "bienvenido" a la ciudad.

Rajoy, que estaba acompañado de su esposa, Elvira Fernández, fue recibido por Feijóo, Rueda y Pastor, entre otros dirigentes del PP, como Pilar Rojo o Elena Muñoz, y se mostró más despreocupado por las medidas de seguridad que su séquito policial.

No dudó en pararse en saludar y besar a aquellos pontevedreses que quisieron dejarle claro que no sentían como suya la declaración realizada por la Corporación. Tampoco dudó en hacerse "selfies" con seguidores y simpatizantes del PP. Allí mismo, en la calle, el presidente del Gobierno en funciones se reafirmaba su pontevedresismo: "la pena es que no pueda venir más por aquí, es mi casa", manifestó.

Una vez dentro del salón de actos, los militantes del PP de toda la provincia le brindaron un caluroso recibimiento entre aplausos y gritos de "presidente". Una militante interrumpió su discurso para gritarle "eres un ejemplo a seguir, te queremos".

"Soy de Pontevedra y estoy orgulloso y feliz por ello", aseguró Rajoy. "Estudié en el instituto Sánchez Cantón, aquí he sido concejal, aquí me he casado y aquí voy a vivir y a morir dentro de muchísimos años", exclamó Rajoy en uno de los momentos en el que la militancia se entregó totalmente al presidente del PP nacional.

En un mensaje claramente dirigido a la Corporación local de Pontevedra y a la declaración aprobada el pasado febrero, Rajoy pidió sosiego y diálogo: explicó que "en la vida pública, el conducirse con equilibrio, mesura y afán de concordia es siempre rentable".

Al final de su discurso, Rajoy volvió sobre la polémica: "Muchísimas gracias a todos, soy pontevedrés y voy a conseguir que esta condecoración que con tan poca generosidad tuvieron a bien concederme, que me la retiren".

No hubo palabras del presidente del Gobierno para el asunto que motivó su declaración como persona "non grata", la prórroga de la concesión por 60 años más en la ría de Pontevedra a Ence. Tampoco los opositores a la permanencia de la celulosa en Lourizán hicieron acto de presencia ante el auditorio de Afundación, concentraciones en otras ocasiones habituales.

Feijóo en su intervención afirmó que Pontevedra y Galicia se sienten "orgullosas" de Mariano Rajoy "por que los libros de historia dirán que el hombre que recuperó a España de la crisis fue un presidente de aquí" y porque "allá donde vas siempre dices que eres gallego y de Pontevedra". El presidente de la Xunta insistió en que para "la marca de Pontevedra" qué mejor referente "en el mundo" que Mariano Rajoy.

Al igual que Feijóo, Rueda recordó que el PP podría declarar ingratos a una "lista interminable" de personas gracias a su mayoría en el Parlamento gallego.Mientras que Feijóo aseguró que esto "no sería política", Rueda indicó que son comportamientos "sectarios propios de la izquierda revanchista" y aseguró que el PP no iba a caer en estas actitudes.