Ante la falta de trabajo y la precarización de los nuevos contratos laborales, cada vez son menos los jóvenes gallegos que abandonan el nido familiar. Solo el 17,8 por ciento se ha independizado, una cifra que además van en descenso. En el último año la población de menos de 30 años emancipada en la comunidad gallega se redujo de los 73.290 que había a mediados de 2014 a solo 60.223 en el primer semestre de 2015. Es decir unos 13.000 gallegos de entre 16 y 29 años se vieron forzados a regresar a casa de sus padres, a los que se suman ocho mil de entre 30 y 34 años. Así lo recoge el Observatorio de la Emancipación que publica el Consejo de la Juventud de España, que advierte que Galicia es la segunda autonomía con menos población emancipada, solo por detras de La Rioja. Y la razón, según esgrimen, es "la escasa participación de las personas jóvenes en el mercado laboral y el incremento de la temporalidad, muy superior al conjunto de España".

En España viven emancipados el 20,8 por ciento de los jóvenes de menos de 30 años. Galicia está por debajo de ese porcentaje. Solo el 17,8 por ciento se ha independizado, una tasa que un año antes se elevaba al 21 por ciento. Es decir, algo más de 278.000 viven con sus padres. La emancipación juvenil va en retroceso. En un año el número de jóvenes que vive por su cuenta ha caído un 17,8 por ciento.

Pero incluso entre los de mayor edad, comprendidos entre los 30 y 34 años, las cifras no mejoran. Casi 65.000 de estos treinteañeros viven todavía con sus padres. Se han independizado 112.527, cuando un año antes el número ascendía a 120.614. Es decir, unos 8.000 tuvieron que regresar al hogar familiar.

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Según el análisis del Consejo de la Juventud, la escasa emancipación juvenil en Galicia no está motivada tanto por las dificultades de acceso a una vivienda, que aunque son importantes son menos que en otras autonomías, como por la falta de oportunidades laborales y la precarización del trabajo.

Así, explican que la población ocupada entre 16 y 24 años en Galicia bajó un 3,2 por ciento en un año, "un factor determinante del estancamiento de los procesos de emancipación residencial".

Por el contrario, añaden que la flexibilidad del mercado de la vivienda en Galicia facilita la emancipación residencial. A pesar de ello, el Consejo de la Juventud advierte que el 65,9 por ciento de las personas jóvenes de la comunidad gallega carece de salario, lo que imposibilita ya el hecho de pagar un alquiler o una hipoteca.

Existe una clara vinculación entre trabajo y emancipación. Así solo el 7,3 por ciento de los jóvenes que cursan estudios viven por su cuenta.

Y aún así, entre los que trabajan sus escasos ingresos les obligan a compartir piso la mayor parte de las veces para poder emanciparse. Un joven asalariado de menos de 29 años tiene que destinar la mitad de su salario a pagar el alquiler (que tiene un coste de 423 euros al mes aproximadamente). Para que fuera "tolerable" la renta debería situarse en el entorno de los 252 euros.

Y si quisiesen adquirir una vivienda libre cada joven asalariado gallego debería ingresar un 75 por ciento más. El mayor esfuerzo lo tendrían que hacer en Pontevedra donde necesitarían un 87,6 por ciento más de ingresos. Sin embargo, si fuese un hogar joven con más de un sueldo la compra de un piso en cualquier punto de Galicia estaría a su alcance.