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El futuro del sector energético

Fondos buitre desembarcan en la eólica gallega en dificultades

Cerberus, una de las grandes firmas de inversión de alto riesgo en el mundo, compra una instalación en Lugo -El sector avisa que hay compañías que quieren salir del negocio

Probablemente el ejemplo más categórico del calado de la crisis de las energías renovables en España es el desembarco en él de los famosos fondos buitre. Sucedió con las cajas de ahorro. Varias firmas internacionales de capital riesgo conocidas por su apuesta en empresas y actividades que atraviesan una situación delicada llegaron a negociar su entrada en el capital de entidades durante la reestructuración y pujaron por las nacionalizadas que salieron a subasta, como el caso de la antigua Novagalicia. Al sistema financiero se engancharon también para hacerse con parte de las carteras de créditos morosos e incluso de las viviendas y terrenos que los bancos acumularon por impagos de hipotecas. Siempre con fuertes descuentos sobre el valor real. Ahora le toca a un sector al que le cuesta levantar cabeza desde el freno a nuevas instalaciones y el primer recorte en las primas que impulsó el Gobierno socialista y que, con la reforma del actual Ejecutivo de los populares y la supresión definitiva de la retribución, se enfrenta a un futuro repleto de incógnitas. Los promotores ya advirtieron que el cambio de reglas de juego dejaba muchas compañías con la soga al cuello y los fondos buitre ven negocio. Cerberus, la potente sociedad de inversión estadounidense, acaba de cerrar la compra de cuatro parques, de los que uno está en Galicia.

Se trata de Cova da Serpe II, ubicado en los concellos lugueses de Guitiriz y Friol, con una potencia superior a los 25 megavatios (MW). La instalación nació de manos del grupo Isolux, pero ahora pertenecía a la entidad portuguesa Esif. A cierre de 2014, los últimos datos disponibles en el Registro Mercantil, el activo total del parque rozaba los 50,3 millones de euros, aunque el desembolso de Cerberus se basó en una due diligence y asumió además las cargas financieras. ¿Cuánto? El montante individualizado no transcendió, pero el total por los cuatro complejos de aerogeneradores ronda los 150 millones de euros. El resto se ubican en Zamora (20 MW), Granada (30,6) y Palencia (30 MW).

El portal especializado en información legal, lawyerpress, desveló parte del equipo de asesores que intervinieron en la transacción, el bufete Watson Farley & Williams. "La operación viene a confirmar el atractivo del sector de las energías renovables para los fondos internacionales que, como Cerberus, ven en España una oportunidad de inversión", asegura la coordinadora del despacho de abogados en Madrid.

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La cuenta de resultados de Cova da Serpe no deja lugar a dudas sobre su debilidad. La cifra de negocios cayó de 6,294 millones de euros en 2013 a poco más de 5 millones en 2014, el primer ejercicio completo con el reajuste de las primas. Una reducción de casi el 20%, que, unido al importante gasto financiero de la instalación -por encima de los 2,5 millones de euros-, provocaron pérdidas de 702.000 euros. Otra vez. El ejercicio anterior se saldó con números rojos de 236.000 euros. "Durante los últimos ejercicios, la sociedad se ha visto afectada por las modificaciones del modelo retributivo aplicaba a las instalaciones objeto de explotación", admitía la compañía, que daba por hecho que dadas las condiciones en las que estaba firmada su financiación con anterioridad a la reforma energética, la empresa "generará resultados negativos a futuro". La deuda del parque alcanzaba los 26,65 millones.

Cerberus, paradigma de los fondos de inversión de alto riesgo, adquirió también a finales del pasado año Renovalia, con activos de energía eólica, fotovoltaica, termosolsar e hidráulica en España, EEUU, Canadá, México, Chile, Italia y Hungría. Y no fue su primer movimiento de peso. La compañía compró la filial inmobilaria de NH Hoteles e incluso se metió en la deuda de Nueva Rumasa en 2011 y la cartera inmobiliaria de Bankia.

"Es evidente que el sector es en este momento un territorio de oportunidades para fondos que actúan de esa manera", confirman fuentes de la eólica gallega, que recuerdan que ya hace unos meses la multinacional ACS se deshizo de buena parte de su cartera de eólica con la venta de potencia en Galicia a otro fondo, Canepa Asset Manegement. En la desinversión figuraba, al menos, el parque eólico singular de Monte da Barda, en Ponteceso (A Coruña), con 3 MW. Su nueva propietaria, que gestiona la instalación a través de la firma Green Energy Noroeste, declaró una caída del negocio en 2014 del 10,2% y pérdidas de 310.570 euros, el doble que el ejercicio anterior.

"Hay mucha gente que quiere salir del negocio porque hay parques en una situación muy problemática por las condiciones de financiación", insisten las mismas fuentes. Alrededor del 60% de los recintos más antiguos en la comunidad dejaron de recibir pluses a mayores de lo pagado en el mercado por su producción, lo que, según calculó entonces la patronal del viento en Galicia, EGA, implica un recorte de 300 millones de euros en ingresos.

Cambios de socios en las ganadoras del concurso

  • Pasó demasiado tiempo desde la resolución del concurso eólico de Galicia, más de cinco años, como para que todo siga igual. Por no seguir, no sigue ni su seguridad jurídica, tras la decisión del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) adelantada por FARO de anular las valoraciones de los planes industriales de los ofertantes y, por lo tanto, dar marcha atrás hasta casi el principio. Y del principio ya no quedan todos los que estaban.La pizarrera Cupire Padesa, el empresario Ceferino Nogueira y Coren vendieron Vector Verde, una de las principales beneficiarias de la puja (117), en manos ahora del grupo Adelanta. Las filiales de las antiguas cajas en el sector (Galenova y Torre de Hércules) sumaron 106 MW, que ahora gestiona el grupo energético liderado por Honorato López Isla, ex consejero delegado de Unión Fenosa. Vento Continuo Galego (24), donde participaron los armadores de Vigo, ha llevado su sede para Barcelona; y al menos dos adjudicatarias, Aerogeneración Galicia y Enerxías Renovables de Galicia, han tenido que acometer en este tipo reducciones de capital para absorber pérdidas.

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