El pulmón verde de España se está asfixiando. Galicia pierde año tras años población en el rural y la falta de relevo generacional impide recuperar un sector que décadas atrás fue el motor económico de miles de familias. La despoblación y el abandono de la actividad agraria agravaron durante los últimos años la crisis en el campo gallego. Galicia tiene en la actualidad casi 372.000 hectáreas de tierra cultivada, casi 26.000 hectáreas menos que los terrenos que se trabajaban en 2008. O lo que es lo mismo, desde el comienzo de la crisis la comunidad gallega ha dejado por el camino fincas fértiles de una extensión total similar a siete ciudades como A Coruña o dos como Vigo.

Esta tendencia es generalizada en el resto de España, según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivo publicado ayer por el Ministerio de Agricultura. Durante los últimos siete años en el conjunto del país se ha pasado de los más de 17,5 millones de hectáreas cultivadas a los 16,98 millones de 2015, lo que supone un 3,3% menos. Por el contrario, en relación a 2014, en España se sumaron casi 6.700 hectáreas más de superficie agraria trabajada. Sin embargo en Galicia la maleza ganó terreno a las fincas fértiles: casi 2.000 hectáreas perdió en un año de cereales, forrajeras, hortalizas y flores, patatas, frutales, viñedos, invernaderos... Una extensión que equivale a la mitad de localidades como Oleiros o Sanxenxo.

El abandono del rural, según el secretario general de Asaja-Galicia, Francisco Bello, es la principal causa de la pérdida de casi el 7% de superficie agraria cultivada desde el año 2008. "Es un retroceso para la comunidad. El campo no resulta rentable en la actualidad; no hay alternativas de comercialización", lamenta.

Bello destaca además que hay sectores intensificados, como el lácteo, pero disminuyen las explotaciones y además se concentran en determinadas comarcas, pero en el conjunto de Galicia, advierte, hay un abandono cada vez mayor del campo, sobre todo en las provincias de Ourense y Lugo. Bello advierte además de la necesidad de desarrollar la Lei de Mellora da Estrutura Agraria de Galicia (Metaga), que busca agilizar los procesos de concentración parcelaria, ya que hay casos de hace más de 20 años aún pendientes de resolverse.

Desde Unións Agrarias, su secretario general, Roberto García, atribuye esta sangría en el sector agrario gallego a la "normativa estricta" de la comunidad autónoma así como a la ausencia de políticas de aprovechamiento de tierras. "Falta base territorial para abaratar costes y que la Xunta castigue fiscalmente a quien no se dedica profesionalmente a la actividad agraria", cuestiona García. Al mismo tiempo califica de "contradictorio" que se den facilidades a los pensionistas para poder cobrar ayudas agrarias pese a no ser agricultores y que por el contrario no se faciliten y se pongan a disposición del sector más tierras.

El informe divulgado ayer por el Ministerio de Agricultura coloca a Castilla-La Mancha como la comunidad con la mayor superficie cultivada del país: 3,69 millones de hectáreas, lo que supone más del 46% de su extensión geográfica. Le siguen en la lista Andalucía, con 3,55 millones de hectáreas trabajadas (casi el 33,6% de sus superficie), Castilla y León, con 3,54 millones (el 37,63%). Muy por debajo de estas cifras está la extensión fértil en Galicia, con casi 372.000 hectáreas cultivadas, lo que apenas supone el 12,6% de su superficie total, un dato que coloca a la comunidad en el noveno puesto en volumen de superficie agraria trabajada.