Un día después de que el líder en el Congreso de Izquierda Unida, Alberto Garzón, revelase que Yolanda Díaz, coordinadora xeral del partido en Galicia, estaba dispuesta a dejar En Marea para ayudar a su partido a constituir un grupo propio en el Congreso si esa opción fuese posible para así lograr unos recursos públicos claves para su aliviar la asfixia financiera, la dirigente gallega descartó esa opción.

Díaz se remitió al comunicado emitido por Esquerda Unida después de que el coordinador de IU, Cayo Lara, exigiese que ella y dos diputados de En Comú con carné del partido se sumasen a las dos actas logradas en el resto del Estado para tratar de tener grupo propio. El plazo para solicitar esta opción ha expirado, pero Garzón declaró el lunes que tratarían de buscar opciones y pedirían "solidaridad" a las confluencias para ceder esos escaños siempre que existiese la posibilidad de tener voz propia y así lograr más ingresos.

Este diario intentó contactar con Díaz, pero no fue posible. Desde el grupo En Marea se informó de que la diputada se remitía al comunicado de EU y vinculaba al ámbito de su formación esta cuestión, si bien su adhesión a otro grupo en el Congreso rompería el acuerdo de Anova, Podemos y su propia formación, que establece que todos los diputados de la alianza deberían tener la misma estrategia y estar asociados al mismo grupo.

El comunicado de EU tras el ultimátum de Lara que fue desactivado por la dirección del partido apoyaba a Díaz y descartaba la ruptura de la coalición gallega, que sería "hacer el juego a Ciudadanos".

No se quedaba ahí, sino que incidía en la necesidad de apostar por fórmulas de confluencia en las próximas elecciones autonómicas, previstas para después del verano, para lograr tumbar al PP y tener opciones de propiciar un cambio en la Xunta.

Impulsores de En Marea reconocieron ayer que estas tensiones no ayudaban a la conformación de otra alianza en las autonómicas, pero rebajaron su importancia y confiaron en que se solucionen.