Los Baltar pueden presumir de ser los únicos que le aguantaron un pulso interno a Feijóo... y vencieron. En el cónclave para suceder al patriarca del clan en 2010, el actual presidente de la Diputación de Ourense optaba a suceder a su progenitor ante la candidatura del senador Jiménez Morán, avalado por el líder del partido. Ganaron los primeros.

Desde entonces, sin embargo, ambos bandos firmaron un armisticio basado en el lassez faire, es decir, autonomía a cambio de buenos resultados y unidad. Baltar reaccionó y en 2013 revalidó la jefatura provincial integrando en su equipo a los críticos.

Ahora los cambios de caras anunciados por Feijóo se frenan en Ourense, donde Baltar exhibió su control del aparato al presentar el apoyo de los 92 responsables locales. Además, cuenta con el aval electoral, tras lograr casi el 45% de apoyos en las elecciones generales. Su caída de 13 puntos no tuvo incidencia frente a los batacazos en las provincias atlánticas. En total, la formación de la gaviota logró el 37% de votos frente al 52% de 2011, cuando la ola popular fue la mayor de la historia.

A pesar de su situación judicial, investigado por la supuesta oferta de un puesto de trabajo, que no se concretó, a cambio de sexo, Baltar mantiene una situación de poder en el PP frente a la inestabilidad del resto de provincias. No en vano logró situar a uno de sus más fieles, Miguel Santalices, como nuevo presidente de la Cámara gallega.