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La protección de las personas mayores incapacitadas

Los mayores tutelados por la Xunta se disparan hasta los 3.000 con un aumento del 70% en cinco años

La figura del amparo institucional arrancó en 1997 con 68 personas. Casi 20 años después la cifra se ha multiplicado por 44. La previsión es qeu siga aumentando a medio plazo

El progresivo envejecimiento de la población gallega, el incremento del número de personas diagnosticadas con trastornos mentales y el desarraigo familiar lleva a la Xunta a que año tras año alcance un nuevo máximo en la cifra de personas mayores sobre las que tiene que asumir la tutela. A punto de terminar un nuevo año, la Administración autonómica ha tenido bajo su protección a casi 3.000 personas, lo que supone un incremento del 69,5% con respecto a las cifras del año 2010. Y la tendencia a corto plazo es que las magnitudes sigan la misma tendencia creciente.

Cuando una persona mayor es incapaz de valerse por sí misma ni tomar decisiones y tampoco cuenta con familiares que puedan hacerse cargo de ellas, una de las vías para evitar su desamparo es trasladar su cuidado a la Fundación Galega para a Tutela de Persoas Adultas (Funga). Esta organización nació en 1997 y en su primer año atendió a 68 personas. Casi veinte años después, se ha multiplicado por 44 el número de personas que viven bajo su protección hasta llegar a las 2.995 a día 15 de diciembre, contando las 254 que lo largo de 2015 han fallecido o causado baja, pero que hasta entonces dependían de Funga.

"El número de beneficiarios de los servicios prestados por Funga no dejó de crecer desde su creación, siendo la previsión que tal tendencia se mantenga en los próximos años, cuando menos a corto y medio plazo", sostiene la Consellería de Política Social.

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"La base fundamental de tal previsión es el progresivo envejecimiento de la población gallega así como el incremento en los últimos tiempos del número de personas diagnosticadas con trastornos mentales", añade el departamento que dirige José Manuel Rey, que además añade otra razón sobre el continuo aumento de las tutelas de adultos asumidas por la Xunta: "todo esto subrayado por el desarraigo familiar existente en nuestra sociedad en relación con estos sectores de la población, motivado en muchos casos por las dificultades que les entraña a las familias la atención de las personas con este tipo de dolencias".

A la fundación llegan incapacitados de diferente tipo, desde un déficit intelectual, a enfermedades mentales, pasando por una demencia senil o el alzheimer, pero siempre con una condición común, la existencia de una sentencia judicial que acredita que la persona no es capaz de valerse por sí misma que tampoco tiene a nadie en su círculo familiar que pueda hacerse cargo de ella. Y es precisamente un tribunal el que marca qué opción es la más adecuada para ejercer el amparo institucional, porque existen varias fórmulas.

La más usada es la tutela pura, medida bajo la que estaban bajo el amparo de la Xunta 1.516 personas en 2014. Le sigue, en orden de importancia, la llamada defensa judicial (588), en la cual Funga representa a la persona mayor durante el proceso judicial de incapacitación.

El resto se reparte entre las curatelas (232), donde el adulto conserva un cierto grado de autonomía que le permite tomar decisiones sobre su vida sus bienes; pretutelas (157), un periodo de transición antes de que la Administración asuma la protección total; y administración de bienes (28).

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